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Un referéndum sin credibilidad en Siria
Ayer por la mañana el presidente sirio Bachar al Asad y su mujer Asma acudían a votar en el referéndum para la nueva constitución del país en Damasco, mientras sus fuerzas seguían bombardeando Homs por vigésimo tercer día consecutivo.
"Cinco niños han sido asesinados hoy y los bombardeos no se han detenido", dijo a La Razón Mulham Al Yundi, activista y miembro del Consejo Nacional Sirio en Homs. Los bombardeos se han concentrado una vez más sobre el barrio de Baba Amr, pero la represión ha proseguido en todos las zonas de la ciudad, donde el Ejército está desplegado y los francotiradores disparan indiscriminadamente, aterrorizando a los ciudadanos. Nadie se atreve a salir de casa, cuenta Al Yundi, y nadie lo hizo ayer para acudir a votar.
Los colegios han permanecido cerrados desde hace tiempo debido a la violencia, al igual que los comercios, y sólo ayer fueron reabiertos algunos centros para las votaciones, explica el joven miembro del CNS en una conversación telefónica desde Homs. Según Al Yundi, sólo "un par"de mesas electorales fueron establecidas por el Gobierno en Homs y sólo en los barrios menos afectados por la violencia y de mayoría alauí, secta de la que proviene el presidente y que se mantiene fiel a él. En los barrios cristianos y musulmanes suníes no hubo urnas y las calles permanecieron vacías.
"Calculamos que sólo ha votado un 10% de la población, los alauíes y aquellas familias que aún se benefician de su apoyo al régimen", explicó Al Yundi, según el cual este mismo porcentaje se dio no sólo en Homs sino en muchas otras ciudades del país, incluidas Aleppo y Damasco, que han permanecido hasta el momento con el régimen, o bajo su estricto control.
Se cree que, tal y como ocurre en las manifestaciones a favor del presidente, el Gobierno forzó a todos los funcionarios a acudir a las urnas, a las que estaban de hecho llamados 14 millones de sirios. Los activistas denunciaron que en muchas localidades la presencia de las fuerzas de seguridad se reforzó y que éstas obligaron a los ciudadanos a votar, o confiscaron sus carnets para falsificar papeletas.
Los medios estatales sirios mostraban como los votantes acudían a los colegios electorales, en un "histórico día"que registró "una destacada participación en todas las provincias del país", "menos en algunas áreas", tal y como admitía el Ministerio del Interior, sin nombrar la ya maldita Baba Amr. Imposible saber la participación real en unas votaciones diseñadas y manipuladas por Asad, que en las anteriores elecciones presidenciales obtuvo más del 97% de los votos, y que trata de legitimarse y mostrar el apoyo del que supuestamente todavía goza a través de este plebiscito, además de ganar un tiempo vital para el dictador.
Para buena parte de la comunidad internacional este referéndum es un farsa y la secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton lo calificó de "ridículo". Para la oposición llega demasiado tarde, después de 11 meses de represión violenta que han acabado con la vida de más de 7.000 personas, según los activistas. Éstos organizaron ayer manifestaciones de protesta en toda Siria para mostrar su rechazo a unas reformas democráticas que hace un año hubieran sido históricas, pero ahora ya no son suficientes.
El borrador de constitución elaborado por Damasco elimina el monopolio del poder por parte del partido Baath que, junto a la familia Asad, ha gobernado Siria desde hace décadas. Además de abrir la puerta al pluripartidismo, limita los mandatos presidenciales a 2, de 7 años cado uno, pero también establece que los candidatos que quieran optar a la presidencia tienen que haber residido los últimos años en Siria, lo cual limita las opciones de los opositores en el exilio, entre ellos los líderes del Consejo Nacional Sirio, principal órgano político de los rebeldes.
Más allá de los detalles, la oposición cualquier compromiso con el régimen "asesino", que ayer volvió a denegar la entrada a la Cruz Roja a Baba Amr para evacuar a los heridos más graves, entre ellos los periodistas Edith Bouvier y Paul Conroy. Mientras, los dos fallecidos la semana pasada en Homs -la veterana reportera de guerra Marie Colvin y el fotógrafo Remi Ochlik- tendrán que ser finalmente enterrados allí.
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