Italia
Los mitos de la alimentación
La evolución de la nutrición en los últimos años ha desmontando multitud de creencias erróneas sobre un gran número de alimentos. Si antes eran perjudiciales, ahora son esenciales para gozar de una buena salud
Desde tiempos inmemoriales, la alimentación ha sido objeto de falsos mitos. La curiosidad sobre los productos, ingredientes o procesos de fabricación hace que se creen fábulas que les atribuyen distintos efectos, tanto positivos como negativos. Muchas historias tienen su origen en mitos antiguos o en la tradición popular. Probablemente, una de las razones se deba a que la nutrición es una ciencia muy cambiante y en constante evolución. Por ello, no es de extrañar que lo que hace unos años era perjudicial para el organismo hoy sea beneficioso e, incluso imprescindible para gozar de un buen estado de salud. Aceite de oliva, pescado azul, pan, bebidas con gas, son sólo algunos de los alimentos que, en la mayoría de las ocasiones, alabamos o desterramos sin ningún fundamento científico. ¿Grasa buena? El aceite de oliva ocupa el primer puesto a la hora de prevenir enfermedades cardiovasculares. Se sitúa en la base de la dieta mediterránea y los beneficios que ejerce su consumo diario, siempre y cuando se hable del virgen extra, los avalan numerosos estudios científicos. Sin embargo, el hecho de ser una grasa y, por tanto, un producto calórico ha hecho que, hasta hace muy poco, lo tuviéramos relegado a un segundo plano. Para el doctor Vicente Orós Espinosa, miembro del Grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), «se ha dicho que engorda más que otros aceites y es falso. De hecho, cuenta con las mismas calorías que cualquier otra grasa comestible: nueve calorías por gramo. Además, a la hora de cocinarlo cuenta con mejores ventajas que otras variedades ya que, con una adecuada técnica de fritura, tolera las temperaturas más altas optimizando la digestibilidad de los alimentos cocinados». Bebidas con gas. El 83 por ciento de los españoles cree que las bebidas light poseen más calorías de las que afirman tener, según los datos del estudio «Mitos y leyendas» que la Asociación Nacional de fabricantes de bebidas refrescantes analcohólicas (Anfabra). Además, el 72 por ciento cree que las bebidas con gas pueden quitar el óxido de los metales o desatascar las tuberías. Sin embargo, el doctor Rosario Cuomo de la Unidad Gastronterológica del departamento de Medicina Clínica y Experimental del Hospital Universitario Federico II de Nápoles, en Italia, asegura que «las bebidas carbonatadas determinan cierta movilidad visceral y provocan un efecto beneficioso en pacientes con dispepsia y estreñimiento funcional». Café. Está considerada como la tercera bebida que más se consume en el mundo después del agua y el té. Su principal componente, la cafeína, ha suscitado muchas opiniones, en su mayoría, negativas. Dado que la cafeína es un estimulante del sistema nervioso central y que la tolerancia depende de cada persona, según la doctora y experta en nutrición, Yolanda Sanz, «dos tazas de café al día, una en el desayuno y otra después de comer, ayudan a mantenernos despiertos y se pueden tolerar sin ningún problema. Eso sí, tomar más cantidad ya no proporciona un efecto estimulante, sino más bien de nerviosismo». Un estudio elaborado en marzo de este año revela que una taza de café después de comer podría ayudar a reducir el riesgo de padecer diabetes tipo II. Chocolate. Suscita las delicias de todos, pero frases como «no tomo chocolate porque engorda» o «me salen granos», se han quedado obsoletas cuando los últimos estudios científicos reivindican este producto como una verdadera fuente de salud siempre y cuando no se abuse de él y se tome puro, es decir, que en su composición prime el cacao en un 70 por ciento. Para Teresa Valero, miembro de la Fundación Española de la Nutrición (FEN), «una tercera parte de su composición es ácido esteárico y, a pesar de ser una grasa saturada, se comporta de forma parecida al ácido oleico». Además, conviene desterrar el mito, según Valero, que «la manteca de cacao no posee colesterol». Un estudio publicado el pasado mes de abril en la revista «Archives of Internal Medicine»., revela que su consumo puede ser una arma eficaz contra la depresión. Huevo. Aumento de colesterol, problemas cardiovasculares, dolencias en el hígado... son sólo algunas leyendas que han contribuido a rodear a este alimento de una mala fama injustificada. «Es un alimento con una gran riqueza de nutrientes y su consumo, unas tres raciones a la semana, es compatible con una dieta cardiosaludable, siempre y cuando la ingesta de grasa saturada se encuentre dentro de los niveles recomendados», aclara Valero. Y añade que «se trata de la fuente de proteínas más equilibrada de nuestra dieta e, incluso, se toma como un patrón de referencia para determinar la calidad proteica de otros alimentos. En muchas ocasiones, el problema de una dieta rica en colesterol se debe más a los alimentos ricos en grasa saturada que al consumo de huevo».Leche. Aunque su ingesta es el mejor aliado contra la osteoporosis, la mitad de la población no alcanza los requerimientos mínimos. Uno de los mitos más extendidos en torno a este alimento es que «los hombres somos los únicos animales que bebemos leche después de la lactancia». Sin embargo, el doctor Sergio Calsamiglia Blancafort, catedrático de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona, asegura que «el cáncer de colon se reduce en un 34 por ciento gracias al calcio, la vitamina D y el ácido linoleico conjugado. Gracias a la ayuda del calcio para digerir la grasa, proporciona menos digestiones pesadas». Pan. Existe la falsa creencia de que su consumo está relacionado con el aumento de peso. El doctor Luis Serra, catedrático de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y asegura que el pan contiene importantes propiedades nutricionales y beneficios para la salud que lo hacen imprescindible en una dieta equilibrada. «Eliminarlo supone renunciar a la ingesta necesaria de hidratos de carbono, fuente de energía esencial para nuestro organismo, y a las cantidades de fibra, proteínas, vitaminas y minerales que éste nos aporta». Y añade que «incluir pan en la dieta diaria, principalmente integral, se asocia con un menor índice de masa corporal (IMC), circunferencia de cintura y menor riesgo de incremento corporal».Los productos light adelgazan. El secreto de estos productos, según Sanz, «reside en la reducción de las grasas o los hidratos de carbono y la sustitución del azúcar por edulcorantes como el aspartamo o la fructosa, pero en sí mismos no adelgazan». Para Orós, «lo peor de estos productos es que no facilitan adquirir un estilo de dieta equilibrada, posible con los alimentos tradicionales. Hay que aclarar que no existen alimentos que engorden o adelgacen».
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