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Españoles por el mundo por Reyes Monforte

La Razón
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Las injusticias no suelen repararse satisfactoriamente. Ni el perdón, ni una indemnización económica ni tampoco una justicia tardía, aunque llegue como agua de mayo, pueden reparar el daño físico y moral causado. El año que ha pasado Óscar Sánchez en una cárcel italiana acusado de un delito que no ha cometido, como demostraban varias pruebas, y sufriendo maltrato y vejaciones por parte de otros reclusos, debería avergonzar a los responsables de este proceso judicial a los que se les debería pedir responsabilidades como nos las piden a todos los profesionales cuando no realizamos bien nuestro trabajo. No es el único caso de un español encerrado en cárceles extranjeras por delitos que no ha cometido o que exceden con creces la razonable proporción pena-delito. Recuerdo el caso de la valenciana MarÍa José Carrascosa encarcelada desde hace casi 6 años en una cárcel de Estados Unidos por no renunciar a la custodia de su hija reconocida por la justicia española pero no por la estadounidense. Es vergonzoso que el choque de dos sistemas judiciales tenga que pagarlo el ciudadano, como viene sucediendo. No digo que tanto Óscar, al prestar su DNI a una amiga para ayudar a un ilegal, como MarÍa José no hicieran algunas cosas mal, pero desde luego ninguna de ellas con peso suficiente como para estar en prisión privados no sólo de libertad sino de sus derechos mas fundamentales como personas. Cuando un ciudadano se encuentra en el extranjero en una situación de indefensión absoluta debería contar con una total implicación de su país, algo que no siempre sucede. Estos dos casos, y muchos más, lo avalan.