Copa Confederaciones

Por donde solía por Julián García Candau

La Razón
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España volvió donde solía. No se conformó con disputarle el balón a Italia, que pretendió robárselo. Sucedió que, en parte, fue desactivado Pirlo. No le permitieron montar los ataques de su equipo con su habitual habilidad. Dos goles fueron suficientes y más cuando Italia se quedó con diez por lesión de Motta, tercer jugador cambiado. Resuelta la final, la última media hora perdió espectacularidad. No obstante, Xavi volvió a dar a Torres su tercer gol europeo y Mata puso la guinda con el cuarto. Con anterioridad, la sentencia había sido dictada. Constatación de que España es la mejor Selección del mundo.

España imprimió más velocidad a su juego y ahí estuvo la ventaja en los peligros en el área de Buffon. Xavi manifestó en las vísperas que le dolía no haber sido tan determinante en los partidos anteriores y se propuso serlo. Adelantó su posición y manejó las jugadas en las que hubo imaginación. El primer gol fue producto de ese fútbol artesanal en el que participan varios hombres. Intervino Iniesta y Cesc envió la pelota al área donde un bajito, Silva, remató de cabeza. La integración de los pezqueñines llegó casi al éxtasis con la jugada del segundo tanto. Xavi, determinante, le regaló un pase a Jordi Alba y éste batió a Buffon.

Medio partido sirvió para que las dos mejores selecciones europeas, las que mejor manejan la pelota, reivindicaran la fórmula del buen toque. Nada de romper el balón a patadones. Nada que ver con el fútbol de contragolpe como único sistema. Ganó el fútbol.