Londres
La cara delata al mentiroso
El polígrafo tiene los días contados. Para saber si una persona miente o no, ya no es necesario llenarla de cables. Ahora sólo hace falta grabarle con una sencilla cámara de vídeo que puede pasar totalmente desapercibida.
El nuevo sistema ha sido desarrollado por un equipo de científicos de la universidad de Bradford en cooperación con la Agencia de Fronteras de Reino Unido. Con la cámara, un sensor de alta resolución de imagen térmica y un conjunto de algoritmos, los expertos han conseguido descifrar si los voluntarios que se han sometido a la prueba mentían o no en dos tercios de los casos.
«En una situación real de alto estrés, podemos obtener una tasa de éxito aún mayor», señaló el profesor Hassan Ugail, que cree que finalmente serán capaces de detectar el 90 por ciento de los casos, un porcentaje similar al que consigue el polígrafo.
Para controlar la inmigración
Las autoridades están encantadas con el nuevo método, por lo que podría utilizarse a finales de este mismo año en los aeropuertos británicos para controlar la inmigración. Tras años de investigación, los expertos han podido desarrollar el sistema estudiando minuciosamente la manera en la que todos, inconscientemente, revelamos nuestras emociones con cambios sutiles en la expresión con nuestro flujo sanguíneo.
La cámara detecta las pupilas dilatadas, las arrugas que se crean en la nariz, la respiración forzada, el parpadeo o la dificultad para tragar, entre otros factores. La cara dice si mentimos, pero también nos delata la inflamación de los vasos sanguíneos que se crea alrededor de los ojos, undetalle captados por el sensor térmico.
El tradicional polígrafo, creado en 1921, es un aparato mucho más invasivo, debido a todo el conjunto de cables conectados a la piel que requiere antes de emitir su veredicto. El nuevo sistema es más natural y permite saber si la persona miente en tiempo real.
Miedo a no ser creído
El profesor Hassan Ugail presentó esta semana la nueva herramienta en el Festival de Ciencia británico Bradford. Pese a la expectación, los expertos recalcan que este tipo de pruebas no pueden ser fiables al 100% porque lo que se detecta son las emociones y, en algunos casos, el miedo puede ser provocado, más que por ser pillado, por no ser creído.
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