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Crisis del Estado de Bienestar

La Razón
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La socialdemócrata «pija» que adora la ropa de «Gucci», Helle Thorning-Schmidt, ha dado jaque mate a la hegemonía conservadora pilotada por el Partido del Liberal Lars Løkke Rasmussen, apoyado en la derecha populista más poderosa de Europa: el Partido Popular Danés. Esta formación no ha participado en las coaliciones de conservadores y liberales que han gobernado Dinamarca desde 2001 y, sin embargo, su opinión ha sido definitiva en muchas ocasiones, como cuando el Ejecutivo decidió endurecer las leyes migratorias que, junto con las holandesas, son las más restrictivas de Europa. Dinamarca impide la libre circulación de personas que consagra Schengen y recuperó los controles fronterizos.
Precisamente, Throrning-Schmidt prometió no dar un paso atrás en esta polémica decisión nacional; una postura que, sin duda, le habrá granjeado votos que de otra manera se hubieran quedado en la derecha, pese a estar insatisfechos con la gestión de la crisis hecha por Rasmussen. Ahora bien, las cifras económicas que maneja Dinamarca, comparadas con las de los países periféricos del sur, hacen impensable que los daneses puedan estar descontentos.
La tasa de paro es de sólo un 6,1%. Esto, unido al estancamiento de la economía hace peligrar algo fundamental para el pueblo danés: el Estado de Bienestar. Y es que alrededor del 60% recibe sueldo o subsidio de las arcas estatales, en calidad de funcionarios, jubilados, prejubilados, desempleados o estudiantes, que en Dinamarca cobran una paga mensual si son universitarios o tienen 18 años. Y si la economía no funciona, no hay suficientes personas pagando impuestos para cubrir las necesidades de los subsidiados y llegan los recortes.