Nueva York

Galliano desfila hacia el banquillo

La Fiscalía le imputa por injurias raciales pese al perdón entonado por el modisto

Un John Galliano arrepentido pide disculpas por su comportamiento
Un John Galliano arrepentido pide disculpas por su comportamientolarazon

Negro se presenta el horizonte para John Galliano. No sólo se ha quedado sin trabajo, sino que el diseñador británico se ha ganado una citación judicial. El próximo otoño-invierno comparecerá ante el Tribunal correccional de París por agredir verbalmente a una pareja. Tras la investigación, la Fiscalía decidió ayer imputarle por «injurias públicas contra particulares en razón de su origen y pertenencia a una religión». La otra cara de la moneda es el mea culpa entonado por el estilista. Tardó en llegar, pero era de obligado cumplimiento. En un comunicado hecho público por sus abogados londinenses reconoce que tuvo un comportamiento cuando menos inapropiado y pide perdón «si mi conducta ha podido chocar», aunque niega las acusaciones. «El antisemitismo y el racismo no tienen lugar en nuestra sociedad», prosigue la nota.


Un grito de auxilio
Todas las voces que se han dejado escuchar estos días coinciden en que esta salida de tono es, ante todo, un grito de auxilio. Una llamada de atención de alguien sumido en un diario y destructor duelo contra el alcohol, y que, desde la muerte de su más próximo colaborador en 2007, no levanta cabeza. Por eso, nadie cree que sus derrapes verbales hayan sido fruto de una convicción íntima y profunda o de una aversión manifiesta hacia una u otra raza. Pero sus provocaciones, aunque admitidas sobre la pasarela, fuera de ella le han costado caro. Galliano se ha quedado, a sus 50 años en el paro, y parece que por mucho tiempo. Sus disculpas suenan a un adiós.

Molestos y abochornados, muchos estilistas han preferido optar por la ley del silencio. Un mutismo que no tuvo empacho en romper ayer el gurú de Chanel, Karl Lagerfeld, «furioso» de la imagen que ha transmitido sobre el mundo de la moda. «La gente va a pensar que todos los creadores somos así», dijo el káiser, que censuró la actitud de Galliano y el «daño» que le ha hecho al dueño de Dior, Bernard Arnault, «un amigo que le ha dado más apoyo que a ningún otro creador».


El show debe continuar
Pero aun sin él, el espectáculo debe continuar, y Dior ha decidido no renunciar a desfilar mañana en el parisino Museo Rodin, una cita que la abrupta salida del estilista ha hecho más ineludible que nunca pues la del próximo otoño-invierno se ha convertido en la última de sus colecciones bajo las siglas «CD». Una «maison» en donde comienza el trasiego de cajas a la espera de que el patrón de LVMH nombre un sucesor. El ex estilista de Dior Homme, Hedi Slimane, buen conocedor de los arcanos de la marca, parece el mejor colocado para tomar las riendas y dar un nuevo impulso. Más incierto parece el desfile de su propia marca, previsto el domingo y que podría caerse del calendario.


Desintoxicación en Arizona
Tras el careo del martes con sus denunciantes por injurias raciales, John Galliano no se ha dejado ver en las últimas horas. Y hay quien aseguraba ayer –la crítica de moda del «Herald Tribune», Suzy Menkes, y «New York Times», entre otros medios– que el creador está ya fuera de Francia y camino de una célebre clínica de desintoxicación. Al final, habría accedido a encarar la realidad y salir de la dramática espiral en la que se halla atrapado y que acaba aislándole. Sin embargo, parece que son sus amigas, las top model Naomi Campbell y Kate Moss, que también han tenido sus problemas de adicción, las que le habrían convencido para someterse a una seria cura que le desenganche del alcohol. La dependencia había alcanzado tal grado que el creador apenas aparecía ni por el estudio de Dior ni por el de su propia marca. La clínica en la que podría ser internado sería The Meadows, en Wickenberg (Arizona), el mismo centro por el que han pasado Elton John y Donatella Versace.