El terror de Don DeLillo

Nadie como Don DeLillo para describir el vacío, y la consiguiente sensación de temor e incertidumbre, que palpita en los intersticios de la vida y la cultura contemporánea: una esquiva manera de ver los hechos y las cosas y que en novelas como «Fascinación», «Libra» o la inmensa «Submundo» ha revelado la cifra de un universo cada vez más aterrador y sin sentido.
Herméticos, asfixiantes y precisos, los nueve cuentos de «El ángel esmeralda» (el número posee un componente simbólico si se piensa en los nueve relatos de J. D. Salinger) están ordenados en un sentido cronológico y divididos en tres secciones separadas por una imagen diferente: una visión de la Tierra, un cuadro clásico restaurado y el perfil de un cadáver recién entumecido, lo cual señala que el autor americano, a pesar de haber escrito pocos cuentos también en las distancias cortas es capaz de desplegar su enorme talento para hacer que los acontecimientos cotidianos adquieran un aura de agazapado temor.

Así se trate de un par de astro-nautas que orbitan alrededor de la Tierra, de un hombre que está en el paro y que mata su aburrimiento metiéndose en todos los cines de Manhattan, de dos monjas que presencian un milagro en las calles del Bronx o de una pareja que no puede salir del Caribe, los personajes de este «maestro del terror moderno o posmoderno», como lo llamó Martin Amis, parecen deslizarse por la vida guiados solamente por la ignorancia, pero sostenidos, eso sí, por los ojos de un narrador que, ante la realidad, sólo tiene para ofrecer el horror, el vacío que fascina.

Sobre el autor
De familia italiana, «Ruido de fondo» y «Submundo» son sus novelas más importantes
Ideal para...: descubrir que también en sus cuentos compone un mundo desfasado, de terror
Puntuación: 7