Ver al Papa: la última oportunidad

A las 9:00 está previsto que el Pontífice llegue al madrileño aeródromo de Cuatro Vientos, donde unos dos millones de fieles –la mayor parte de ellos habrán pasado toda la noche en el lugar– le esperan para asistir a la misa de clausura de la JMJ. Tras recorrer la zona a bordo del papamóvil, a las 9:30 dará comienzo la misa. Allí, más de 600.000 creyentes comulgarán en la Eucaristía, al final de la cual el Santo padre anunciará el lugar donde se celebrará la siguiente edición de la JMJ, y que será, casi con total seguridad, Río de Janeiro (Brasil), en el próximo verano de 2013.

Tras almorzar y descansar en la Nunciatura, el Papa emprenderá rumbo al recinto ferial de Ifema, donde a las 17:00 tendrá un breve encuentro con los voluntarios de la JMJ para, acto seguido, dirigirse al aeropuerto de Barajas. Sobre las 18:30, Benedicto XVI se despedirá oficialmente de la capital española y tomará el camino de vuelta al Vaticano. Un vuelo especial de Iberia, el IB2804, será el encargado de llevar al Pontífice desde la Terminal 4 hasta el aeropuerto romano de Ciampino. La aeronave, que tiene el nombre «Villa de Uncastillo», es la misma en la que voló en julio de 2006 durante su primera visita a España, con motivo del Encuentro Mundial de las Familias, celebrado en Valencia.

Se pondrá así el punto y final a tres días de visita oficial, durante los cuales el Papa ha tenido una apretada agenda de actos en el marco de este encuentro trianual de la juventud católica que ha sido la JMJ de Madrid.


De Getafe a Cuatro Vientos
Año 2003. Cuatro Vientos. Pedro Sánchez Buendía cambió el rumbo de su vida tras escuchar a Juan Pablo II. «Dios me llamó. Tras esa multitud de jóvenes, vi que la Iglesia estaba viva». Hoy regresa al mismo escenario pero como diácono y acompañando al Papa. Pedro le ofrecerá el pan y el vino antes de la consagración, alzará el cáliz e incensará al Papa y a los asistentes. Este diácono de la Diócesis de Getafe se siente orgulloso: «Es estar junto al Santo Padre», un Pontífice que «sabe el rumbo que tiene que tomar la Iglesia».