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Cerco a Irán: El tío Sam llama a filas
El salario mínimo. Los empresarios de Hong Kong, donde rigen «condiciones especiales económicas», herencia de su pasado británico, de las que no gozan el resto de los chinos, han puesto el grito en el cielo porque la vecina ciudad de Shenzen ha subido el salario mínimo un 13,6 %, hasta los 184 euros mensuales. Cerca de 3.000 empresas hongkonesas tienen fábricas en esa zona del río de las Perlas, y afirman los empresarios que con esos «sueldazos» no podrán mantener los precios y perderán competitividad. Así sea.
Embargar la exportación de petróleo a uno de los principales productores del mundo es como morirse, que nunca hay un momento que te venga bien. Eso es lo que ha intentado explicarle a Timothy Geither, secretario del Tesoro de los Estados Unidos, su colega japonés, Jun Azuni. El país del sol naciente tiene en estos momentos paralizadas las tres cuartas partes de su parque nuclear y ha tenido que incrementar las importaciones de petróleo para doblar la producción de sus centrales termoélectricas. Pero el tío Sam ha llamado a filas a todos sus aliados asiáticos y, salvo ganar tiempo, que es lo que ha hecho Japón, tienen pocas opciones de rechazar la orden de reclutamiento. Así, podemos contar con que los nipones, Corea del Sur, Tailandia y Filipinas secundarán el embargo petrolífero iraní, confiando en los buenos oficios de Washington ante Arabia Saudí y los Emiratos para que no suban los precios y aumenten la producción.
China o cómo pescar (otra vez) en el río revuelto
Pero en China, el mismo planteamiento que ha hecho Timothy Geithner a sus aliados asiáticos ha caído, como era de esperar, en saco roto. Pekín importa 600.000 barriles diarios de crudo iraní, un tercio de la producción persa, y esa cantidad son palabras mayores para una economía que, pese a algunos problemas de reajuste, sigue demandando incrementos anuales de energía por encima del 8 por ciento. Con el añadido, previsible, de que el régimen de los ayatolás, privado de clientes, oferte su petróleo a bajo precio, tentación a la que será difícil resistirse. Otro país importante en este asunto y, además, aliado de Estados Unidos como Turquía, también plantea reticencias a secundar un embargo que, como rebote, reforzaría a su más directo competidor en la carrera por la hegemonía de Oriente Medio: la misma Arabía Saudí, que vería cómo engordan sus cuentas, abriéndole, aún más, los mercados de armamento moderno de Occidente. Ankara se escuda en las resoluciones de la ONU que, dado el veto de Rusia y China, no parece que vayan a endurecerse.
Quedan, por fin, los europeos, obligados a tomar una decisión que no afecta igual a todos. Grecia, por ejemplo, refina la mayor parte del crudo iraní que se vende en los Balcanes y es dudoso que consiguiera un suministrador en las mismas condiciones de precio. Italia no es sólo el mayor importador de la UE del petróleo iraní, sino que, además, lo paga a cuenta de los millonarios créditos concedidos tiempo atrás a los ayatolás. España, por último, tendrá que buscar un sustituto para los 149.000 barriles diarios, el 10 por ciento de nuestras importaciones de crudo, que vienen de Irán. En plena crisis, y sin caer en la ingenuidad de pensar que no van a subir los precios, la cuestión de «cuándo» se aplica el embargo se convierte en un asunto más que espinoso.
Aunque es muy improbable que Teherán pudiera cumplir su amenaza de cerrar el estrecho de Ormuz, operación militar de carácter convencional que sería neutralizada en cuestión de días por la Armada estadounidense, fuerte ya en dos portaaviones en la zona y con medios más que suficientes para despejar de minas navales los corredores; hay otros actores, como Venezuela o Nigeria, que, voluntaria o involuntariamente, podrían alterar los precios.
Y, mientras, el tiempo se agota. Los especialistas en la industria nuclear, como el finlandés Olli Heinonen, quien fue secretario adjunto de la OIEA hasta 2010; advierten de que el paso para enriquecer uranio desde el 20% al 90%, que es el «grado militar», es muy rápido. Teherán ha reconocido que sus centrifugadoras trabajan desde hace meses enriqueciendo al 20%, lo que ha puesto de los nervios a Israel. Otra cuestión es si tienen la capacidad técnica para construir la bomba. Pero si lo han hecho Pakistán, la India y Corea del Norte ¿por qué no la milenaria Persia?
«Desafío Austero 12»: ¿Maniobras o despliegue preventivo?
Va a ser cierto que los nombres con que se bautizan los ejercicios militares los elige una computadora al azar. Pues «Desafío Austero 12» es como se llaman las próximas maniobras de Israel y Estados Unidos, para las que no hay fecha fija, aunque se celebrarán antes de mayo. Pese al nombrecito, no van a tener nada de austeras: casi ocho mil soldados estadounidenses, con sus servicios de apoyo, serán desplegados en el Golfo Pérsico e Israel. Oficialmente, se probarán los nuevos sistemas antimisiles balísticos, incluidos los nuevos «THAAD», en las condiciones «más reales posibles». El objetivo está claro: parar los proyectiles que, como los de la imagen, pudiera lanzar Irán contra el territorio israelí. Para ser un simple entrenamiento, el despliegue militar parece un poco exagerado.
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