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Nucleares sí gracias

La Razón
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En el argumentario del progre perfecto está el rechazo a la energía nuclear. Lo hemos sufrido durante años y ha tenido un coste enorme para la economía española. Es un rechazo inconsistente, lleno de lugares comunes y topicazos, pero sobre todo de enormes prejuicios. Durante la Transición mostraron permanentemente su rechazo a las centrales nucleares. La larga sombra de Chernobil era el falaz argumento para inquietar a la gente. La realidad es que las nucleares son limpias y seguras. Los países más avanzados del mundo apuestan decididamente por su construcción. La situación en España es absurda. Zapatero tiene esos prejuicios por la energía nuclear y en lugar de alargar la vida de Garoña decidió su cierre. Un error tan grave como costoso. Tenemos una dependencia energética que lastra nuestra economía. Por ello, la construcción de nuevas centrales nucleares sería una decisión muy acertada. Hasta Felipe González se ha vuelto un decidido defensor de esta energía.