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Vergüenza ajena por Carmen Flores

La Razón
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En el año 2010 empezamos a recibir en el Defensor del Paciente a numerosas mujeres que nos hablaban de prótesis rotas y arrugadas o de pechos deformados con graves problemas. Contactamos con un médico, Jaume Serra, que nos dijo que había un fabricante que había quebrado y que vendió miles de prótesis con defectos que afectaban a la salud de las ciudadanas que se habían operado.
Alarmados, comenzamos a realizar peticiones a todos. Desde el Defensor del Pueblo hasta el presidente del Gobierno. ¡Ni una sola respuesta, ni un solo gesto de pedir responsabilidades! El abandono de los mandatarios era tan evidente que les mostramos una y otra vez nuestra indignación y el desamparo que tenían estas mujeres, a las que les habían prometido unas prótesis con garantía de por vida.
Escuchábamos los lamentos y la desesperación de todas aquellas que nos pedían ayuda, y esa ayuda solo podía llegar en forma de consejo para que denunciasen. ¡Qué situación más terrible, qué forma de darse cuenta de que no les importa lo que les pueda pasar a los ciudadanos! Sólo cuidan su sillón. Éstos no pasan por la salud de los ciudadanos, como proclama la Constitución.
Por ello, empezó a crecer la desconfianza, la incredulidad y la falta de respeto que tengo hacia nuestros políticos. Ha llegado un punto que sólo les importamos cuando votamos, pero esto no me parará a la hora de seguir gritando para seguir pidiendo por estas mujeres, para que puedan ver a los responsables en la cárcel, que es donde deben estar. Y debemos solicitar al nuevo gobierno que exija responsabilidades a Francia y a todo aquel que haya intervenido y ocultado un fraude que ha roto miles de ilusiones puestas en unas malditas prótesis.

Carmen Flores
Defensora del paciente