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El enésimo intento para zanjar la crisis

Los socios del euro deben aprobar hoy la quita de un 60% de la deuda griega y dejar lista la segunda recapitalización bancaria 

La Razón
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BRUSELAS- Las perspectivas de la cumbre de hoy, enésimo intento para que los líderes europeos dejen atrás la crisis que azota al euro desde hace un año y medio, empeoraron ayer con las noticias que llegaban desde Roma y la cancelación de la cumbre previa de los ministros de Finanzas. Con unos inversores que ya poco se fían de las soluciones a medias de los socios del euro y la presión las potencias mundiales que piden más ambición, la UE busca cerrar hoy un acuerdo basado en tres pilares:

- La tragedia de Grecia
La eurozona quiere dar carpetazo a una crisis a la que ya se han destinado dos rescates con un impago de hasta un 60% de la deuda helena. Se devolvería así al país a la senda de la sostenibilidad con una solución radical, y también peligrosa, ya que si esta enorme quita no es aceptada por los tenedores de sus bonos, dispararía los seguros de impago y extendería, para el FMI, una crisis financiera similar a la que provocó la caída de Lehman Brothers en 2008. Por eso, los europeos ya están en conversaciones con el lobby bancario internacional para «colocar» este impago de manera ordenada.

- Segundo rescate a la banca
Los europeos tienen ya casi lista la segunda recapitalización del sector financiero europeo, que podría superar los 108.000 millones de euros para absorber el impacto del impago griego y sus consecuencias en otros países periféricos.

- Un superfondo protector
Tras una ampliación de su capacidad hasta los 440.000 millones, y otra de sus facultades, los socios del euro quieren dar el paso definitivo con el refuerzo de la llamada Facilidad Europea para la Estabilidad Financiera. Para ello, el consenso, según explican fuentes comunitarias a este diario, sería poder usar el FEEF para garantizar hasta un 20% de la deuda emitida por los socios periféricos, y también como apalancamiento para un instrumento financiero, que también atraería fondos del FMI y de países como Brasil o China. Junto a estas dos opciones, se invitaría al BCE a comparar más bonos en el mercado secundario, opción que defiende Francia pero que Alemania rechaza.