Literatura

Barcelona

Cuando los toros eran cultura

Los toros han inspirado en Cataluña a pintores y a escritores. Los festejos, los mismos que aplaudía Companys, tuvieron en La Monumental su epicentro cultural

Cartel de Alberti para una corrida en La Monumental. El poeta y aficionado taurino Pere Gimferrer. El cartel realizado por Miquel Barceló para la corrida de José Tomás se ha convertido en un objeto de culto.
Cartel de Alberti para una corrida en La Monumental. El poeta y aficionado taurino Pere Gimferrer. El cartel realizado por Miquel Barceló para la corrida de José Tomás se ha convertido en un objeto de culto.larazon

El fin de semana del 12 y 13 de agosto de 1971, Barcelona acogía un cartel taurino de lujo, al contar con primeros espadas de categoría como Antonio Bienvenida o Luis Miguel Dominguín. La fiesta iba más allá del festejo porque se recuperaba a uno de los nombres malditos de un régimen que consumía sus últimos años. En ese franquismo, Rafael Alberti, desde su exilio en Roma, había decidido apoyar la faena de Dominguín, por lo que trazó el cartel para esa tarde, pintando una idealizada escena de lo que pasaría esa tarde de agosto de 1971.

Ahora ese relevo artístico lo ha tomado Miquel Barceló realizando el que probablemente sea el último cartel para un festejo en la Monumental de Barcelona. No es la primera vez que el pintor mallorquín luce su talento al servicio del diestro de Galapagar. El 17 de junio de 2007, con motivo de la reaparición de José Tomás en su plaza fetiche, Barceló también pintó una escena taurina para el cartel barcelonés. Se recuperaba una tradición que venía de la época de Goya, de cuando el artista aragonés retrataba «La tauromaquia» de Pepe Hillo, la misma que también ilustró Picasso.

Porque hubo una época, incluso en Cataluña, en la que los toros fueron cultura. Y Barceló no fue el único de los pintores que se acercó con sus pinceles al coso taurino. En plena posguerra, Joan Miró era un aficionado más en La Monumental que acudía a la plaza en compañía de amigos, como el crítico de arte Rafael Santos Torroella. Años después, Salvador Dalí también se exhibiría en el mismo coso acompañado de Gala y de otros personajes de su corte. Había motivos, pero uno de ellos es que a finales de los 60 trabajaba en uno de sus últimos grandes cuadros, «Torero alucinógeno». En esa tela hay un surrealista homenajeaba a su amigo Federico García Lorca y a uno de los mejores poemas lorquianos: «Llanto por Ignacio Sánchez Mejías».

Muchas décadas antes, a principios de siglo, algunos de los mejores taurinos catalanes se encontraban en la cervecería «Els 4 Gats», el mítico establecimiento de Pere Romeu. En ese local, además de un joven Picasso, estaban dos aficionados de pro: Santiago Rusiñol y Ramón Casas, quienes convirtieron esa pasión en tema pictórico. En 2009, el Museo Nacional de Arte de Cataluña (Mnac), en Barcelona, adquirió un óleo de un Casas veinteañero titulado «Toros (estesa de cavalls) o A l'estiu, tota cuca viu». La obra forma parte de una serie de escenas taurinas realizadas por el artista en1886, a la vuelta de una estancia en Madrid donde tomó apuntes para una composición taurina de grandes dimensiones.

Más curiosidades. Catalán también era el nombre de uno de los Miuras más bravos que han existido. Del morlaco, a quien dedicaron un cuadro y coplillas en 1902, decían las crónicas de la época que no se sabía si era «la cáscara separatista o de la buena cepa española».

A un nivel literario, Cataluña tiene el honor de haber sido cuna de un torero que además escribía. Es Mario Cabré, aunque su fama también se debe a haber compartido sábanas con Ava Gardner quien, dicho sea de paso, no deja al matador en muy buen lugar en sus jugosas memorias. Cabré fue autor de varios poemarios –alguno de ellos dedicados a la pobre Ava, además de a Dalí y Picasso– y obras de teatro, además de actor. Es un caso como el de Sánchez Mejías, el matador que fue mecenas de la Generación del 27.

«La pell de brau»
Uno de los poetas más cultos de la Cataluña del siglo pasado, Salvador Espriu, buscó en los toros la inspiración para su obra más aplaudida, «La pell de brau» («La piel de toro», en castellano). Con ese poemario y con el toro como excusa, Espriu exploraba el complejo mundo desarrollado en la curtida piel de un toro.

Otro poeta, Pere Gimferrer, ha demostrado siempre públicamente su apoyo a las corridas de toros. Aficionado de pro, asistente regular a los festejos de La Monumental, este domingo acudirá a su cita con José Tomás. Gimferrer, en declaraciones a este diario, se mostraba cauto a la hora de valorar. «Yo lo que quiero es que estas dos tardes en Barcelona vayan bien. Espero que no llueva. Me gustaría pensar que no habrá ningún problema. De lo otro, de lo que pasará después, ya se hablará. No hay que ver las cosas a corto término sino a medio o largo plazo», dice.


Se busca cartel
El cartel realizado por Miquel Barceló para la corrida de José Tomás se ha convertido en un objeto de culto. Balañá, la empresa propietaria de la plaza, todavía no sabe si venderá ejemplares. Por si acaso, ya son muchos los que están arrancado para tenerlo como recuerdo.