Sevilla

Pacto del Betis

La Razón
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El congreso de Suresnes puso al frente del PSOE a un núcleo de dirigentes del interior –vascos, andaluces y madrileños– que liquidó el liderazgo de Rodolfo Llopis. Allí se consagró el Pacto del Betis que pasó a dirigir el nuevo partido socialista y la UGT. Ese pacto ha vuelto a la palestra en Sevilla. Resucitó de sus cenizas como el Ave Fénix. No era la primera vez que el pacto de sangre actuaba. Lo hizo en 1994, cuando Manuel Fernández «Lito», asturiano, quiso sustituir al frente del sindicato a Nicolás Redondo. No pudo. Se topó con el Pacto del Betis. El andaluz Cándido Méndez sustituyó al vasco Redondo.
Rubalcaba ganó en Sevilla. La cosa estaba chunga y recurrió al Pacto del Betis. Guerra y Felipe González se emplearon a fondo para que los delegados extremeños, y algún andaluz, cambiaran su voto. La vieja guardia no estaba dispuesta a que el PSOE se les fuera de las manos. Consideran que el partido es de su propiedad, ¡faltaría más! Los números estaban claros. Chacón ganaba por 20 votos. Había que cambiar la tortilla doblegando voluntades. Lo hicieron. Como en la Copa del Rey, el gol en campo contrario vale doble. El delegado que pierdes lo gana el contrario. Rubalcaba ganó por 22.
El secretario general ya tiene su equipo. Las sorpresas han sido escasas. Patxi López da un paso adelante para incorporarse a la dirección. Perderá las elecciones en Euskadi y se le ha buscado nueva ubicación. Elena Valenciano y Óscar López serán su núcleo duro. Griñán sucede a Chaves en la presidencia. Pase lo que pase en las urnas, Rubalcaba no lo quiere como secretario general de los socialistas andaluces. Ya no es de fiar. Traicionó el Pacto del Betis.
Carme Chacón, la incómoda candidata derrotada, en un acto de honestidad no ha querido estar en la Ejecutiva. Ella no es pura sangre. Es catalana. No está en la lista de la comunidad de propietarios del PSOE. Sin embargo, ha cosechado, contra viento y marea, un gran resultado y el candidato a la Presidencia del Gobierno deberá ser elegido en primarias. En una convocatoria abierta, el Pacto del Betis pierde fuelle. El aparato también. Rubalcaba lo sabe: No cuenta las primarias por victorias, precisamente. Su número dos, Elena Valenciano, sí ganó con José Borrell. Estaba en su equipo. Rubalcaba perdió. Estaba con Almunia, claro.