Sevilla

Arenas promete que con el PP llegará «la austeridad al poder»

Mariano Rajoy alude al proyecto de los populares andaluces como un «modelo de constancia» y «tesón».

El presidente del PP-A, Javier Arenas, en una de las pantallas gigantes, sigue la intervención del máximo dirigente del partido, Mariano Rajoy
El presidente del PP-A, Javier Arenas, en una de las pantallas gigantes, sigue la intervención del máximo dirigente del partido, Mariano Rajoylarazon

SEVILLA- La Convención Nacional del PP ha dado un fuerte impulso al proyecto político de Javier Arenas. En los últimos tres días han pasado por el hotel Renacimiento de la capital hispalense todos los pesos pesados de la formación, mientras que el jefe de filas de los populares andaluces ha reforzada su peso dentro del partido. Ayer Mariano Rajoy, justo después de que se fundieran en un efusivo abrazo en el escenario, alabó la labor hecha en esta región. «Javier Arenas y el PP andaluz son para nosotros un modelo de constancia, de tesón y de trabajo bien hecho. Basta con salir a las calles de los pueblos y ciudades de Andalucía para comprobar el brillante resultado de esa gran tarea realizada».

Ahora las encuestas están de cara –aunque, como deslizó Arenas, hayan tenido que remar con mucho «viento en contra»–; el partido se ha robustecido internamente; y el objetivo final es dirigir el proyecto hacia una mayoría que tiene que ser absoluta para que no amargue una victoria en las urnas.

En esa dirección se explica que el Partido Popular haya abierto y cerrado la Convención Nacional apelando al «andalucismo constitucional». Primero, en el manifiesto de los alcaldes que leyó el viernes el candidato a la Alcaldía de Sevilla, Juan Ignacio Zoido. Y ayer Arenas, que citó a Blas Infante («Andalucía es la España más España») y recordó que «nada es casual», que el auge del PP-A también coincide con la caída del Partido Andalucista.

Lo que está haciendo el Partido Popular, en definitiva, es descotar el discurso, centrarlo, y abrir el arco de influencia para captar no sólo la bolsa de votantes que ha liberado el Partido Andalucista, sino también a tradicionales votantes del PSOE. Sólo así puede el PP conseguir la mayoría absoluta tan llevada y traída entre bambalinas en estos tres días de cónclave.

Esto explica también que las propuestas que ayer lanzó –una vez más– el presidente del PP-A no escuezan a ningún colectivo. Todas responden a amplias reclamaciones sociales: reducción a la mitad de los altos cargos, recorte de consejerías, desalojo de los cargos públicos de las cajas de ahorros, apuesta por la educación como «bandera del cambio», profesionalización de las comisiones provinciales de urbanismo, adelgazamiento de un sector público empresarial que cuesta «más de 5.000 millones de euros» y, sobre todo, creación de empleo. «La austeridad al poder», aseguró Arenas, quien prometió asimismo una Administración gestionada por funcionarios y no por enchufados. Aún humeaba ayer la multitudinaria manifestación del sábado en Sevilla en contra de la reordenación del sector público.

Frente a las críticas de José María Aznar al modelo autonómico en el primer día de la Convención, Arenas aseguró que «el Estado de las autonomías no ha fracasado», lo que han fracasado en su opinión en los últimos treinta años han sido las políticas puestas en marcha. En el caso de Andalucía, después de recibir 445.000 millones de euros del Estado y 69.000 millones de fondos europeos, argumentó. «Aquí se ha mandado mucho y se ha gobernado poco». Frente a esta situación, reclamó «la hora de los gobernantes». Y gobernar «es apretarse el cinturón tres agujeros más antes de que lo hagan las familias y las pymes».


Ninguna crítica directa a Griñán
No hubo ninguna crítica directa ni a Rodríguez Zapatero, ni a Chaves ni a Griñán. El propio Arenas bromeó al final de su intervención al asegurar que le costó «trabajito» no hacerlo. Más aún teniendo en cuenta que está reciente la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que reprende al Ejecutivo de Griñán por dar carpetazo y no investigar la subvención de más de 10 millones de euros concedida por el ex presidente de la Junta a la empresa que asesoraba su hija. Contra pronóstico no hubo ni una referencia directa al «caso Chaves».