Argentina

Darín un trabajo de chinos

Su cara, su gesto y su voz no son los de un cómico, pero se ríe sin parar. Él tampoco se ve como tal, «aunque en mi vida privada soy un payaso que no deja de decir boludeces», reconoce. Para un actor de su talla resulta suficiente.

Darín, ayer en Madrid durante la presentación de la cinta
Darín, ayer en Madrid durante la presentación de la cintalarazon

En «Un cuento chino», que se estrena el próximo 17 de junio en España, lo demuestra al encarnar a un obsesivo ermitaño, Roberto, que se ve obligado a acoger a un chino en su casa. El asiático no habla ni una palabra de español, pero la conciencia de Roberto no le permite deshacerse de él. «Se trata de un caso ejemplar –dice Darín– de cómo se consigue trasladar un mensaje en una película sin pretenderlo. Ocurre como en "El secreto de sus ojos", un filme romántico que hacía un fresco espléndido sobre los últimos 25 años de política en Argentina». Esta película es, como su nombre indica, un cuento en toda regla en la que el destino juega un papel mucho más importante que la tolerancia de la que se arma el personaje a medida que convive con su nuevo compañero.

Mensajes subliminales
«Se crea una amable atmósfera reconciliadora que sutilmente dice: si todos podemos aprender de los demás, ¿cómo no vamos a ser tolerantes?», explica el actor, que tras una larga carrera, se encuentra en un momento máximo de popularidad. «Es una ventaja, pero también una gran responsabilidad. No puedes ir diciendo por ahí cosas como si nada», algo que sí hace su personaje cuando algo le indigna. «Admiro su valentía, pero no me reconozco en el personaje. Por el momento, yo mido las consecuencias de mis actos y mis palabras», asegura. En estos matices algo tuvo que ver el actor, que colaboró con el director, su amigo Sebastián Borensztein, durante la preproducción. «No es habitual hacerlo, pero últimamente a veces tengo esta posibilidad», añade.

Estos trabajos fuera de la interpretación nos recuerdan su trabajo como director, «La señal» (2007), una faceta que Darín quiere tomarse con precaución: «Me atreveré a volver a dirigir cuando sepa que puedo contar una historia de principio a fin, y eso es muy complicado», comenta. Aunque ahora mismo no trabaja en ninguna película, prepara «una linda pieza teatral que no tiene nada de cómica. Se estrena en Argentina, pero seguro que tiene una gira por España», avanza el intérprete que, durante su larga carrera (debutó a los 10 años junto a sus padres, también actores), siempre compaginó las tablas con el celuloide.

Hollywood, no, gracias
Tras el Oscar de «El secreto de sus ojos», protagonizada por Darín, extraña que no veamos al actor en un producción de Hollywood: no es porque le falten oportunidades: «Me han ofrecido un par de papeles, pero no tenía la garantía de que no fuera a hacer el ridículo, porque el idioma me supone un obstáculo. Soy tan exigente que no soportaría tener acento de argentino, y eso es imposible. Además, para mí, Hollywood no es la meca de nada», explica el actor.