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Diego Torres el hombre clave

La Razón
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MADRID- Diego Torres, ex profesor asociado del Departamento de Política de Empresa de Esade, era el gran amigo de Iñaki Urdangarín. Para la Policía Judicial, se trata del gran cerebro de la trama en torno al Instituto Nóos para hacerse con todo tipo de contratos bajo la apariencia de una organización sin ánimo de lucro. Él ponía las ideas y el yerno del Rey la imagen, y así se hicieron con cerca de 16 millones de euros en contratos de 2004 a 2010. Su relación con el ex deportista fue intensa y fructífera durante los años dorados, entre 2004 y 2006. Compartían una empresa con la que supuestamente vaciaban las arcas de la ONG y se repartían entre sus respectivas compañías el pastel de las subcontratas de la fundación.

La mecánica de desvío de fondos descrita por la Fiscalía consistía en que, una vez obtenidos –sin concurso previo– los encargos, el Instituto Nóos encomendaba los trabajos a sociedades mercantiles propiedad de los propios Urdangarín y Torres. El fiscal Pedro Horrach dice, en este sentido, que el duque de Palma y su socio «se subcontratan a sí mismos» para desarrollar una labor encomendada al Instituto Nóos, «aparentemente una asociación sin ánimo de lucro», aunque «lo que deriva de esa subcontratación (...) es precisamente la concurrencia de un ánimo desmedido de lucro». Los beneficios eran astronómicos, según el representante del Ministerio Público, ya que Nóos presentaba «presupuestos ficticios» y se fijaban precios «totalmente desproporcionados». Después de 2006 la situación cambió a peor. El grifo del dinero no era ya tan generoso, pero la relación siguió. Juntos idearon una nueva institución de ayuda para niños discapacitados con la que siguieron captando dinero público. En 2008 rompieron definitivamente. Torres consumó su traición el pasado julio ante el juez del «caso Palma Arena». No dudó en reconocer que sus empresas habían facturado 80.000 euros al instituto por cada uno de los dos Forum Illes Baleares, pero se escudó en que también «el señor Urdangarín» había cobrado por los «servicios prestados» a través de Aizoon. El ex socio llegó a confesar que el duque tenía «funciones de gestión» y no sólo decorativas.