Sidonie y la psicodelia castiza

Estaba en su genética como músicos. Se conocieron cuando Marc colgó un cartel que decía: «Se busca batería. Influencias: la psicodelia británica». Y Axel contestó, hace 13 años. Así empezaron a tocar juntos, soñando con acariciar una esquina de Swinging London. Pero concreten influencias, por favor: «Somos los hijos del ‘‘Revolver'' de los Beatles», dice Axel Pi, ese mismo, el batería. Y así ha llegado 2011 con «El fluído García», «un disco sucio», como ellos lo definen, pero en el que está concentrado «eso que hace a Sidonie una banda única, capaz de hacer psicodelia en castellano».

Disco «blandiblub»
«Hemos utilizado algo que siempre ha estado ahí. Todo está bajo un mismo manto», dice Marc Ros, vocalista, para expresar el cambio de un estilo que veían agotado. Dan por clausurada la trilogía de «Fascinado», «La costa azul» y «El incendio», que les ha dado más popularidad que nunca. «Con el último disco fueron bien hasta las ventas, con la que está cayendo», dice con total incredulidad Ros, pero sin darle importancia. Ya no persiguen la perfecta canción pop, como decían antes, sino los discos que crecen con las escuchas, que se expanden como un magma, como un «blandiblub» en formato CD. «Como el disco marrón de The Band. No nos preocupa que sea más difícil de digerir. Pero sigue siendo un disco de Sidonie, lleno de armonías vocales, de melodías, no nos ha dado por el rock experimental». Para los incrédulos, este jueves presentan el álbum en el Circo Price, dentro de la programación de Heineken Music Selector.

Pero de experimentos sí trata la pequeña historia surrealista del nombre del álbum. Leyendo la prensa, Ros se topó con la historia de «El anacrópete», una novela de ciencia ficción escrita por el español Enrique Gaspar en 1881 y que anticipaba ocho años la historia de H. G. Wells sobre la máquina del tiempo. El anacrópete es precisamente el nombre de la máquina del tiempo en la ficción, que protagoniza un personaje, Sindulfo García, y el Fluido García es el líquido que debe beber el protagonista para no envejecer cuando retroceda en el calendario. Casi nada. «Nos encanta el título porque está lleno de ambigüedades. Y nos han dicho que es demasiado castizo para nosostros, que supuestamente abanderamos la Barcelona más ‘‘cool''...», asegura Ros. «Hacemos canciones y no nos casamos con nadie. No nos importan las clasificaciones; ni ‘‘indie'', ni ‘‘mainstream'', y mucho menos ‘‘revival''. Lo respetamos pero no vamos a jugar a ese juego porque saldríamos perdiendo», zanja Pi.

¿Apología de las drogas?
Es un disco especial. Hay canciones de siete minutos, una fantástica instrumental («Negroni») y otro tema que se divide en cuatro tiempos. El arte del disco (en la imagen) es obra de Ros. Su primer videoclip, de «El Bosque» ha sido prohibido en Francia por supuesta apología de las drogas. En el vídeo, la banda aparece caminando entre el público en una actitud supuestamente lisérgica. «Defendemos la psicodelia pero en ningún caso la ingesta de drogas», dice Ros, que le dedicó como agradecimiento un tema a Sarkozy.