Villarreal
Síntomas por Julián Redondo
El 26 de enero de 2011, Mourinho entró en el despacho presidencial del Bernabéu, donde Florentino Pérez estaba reunido con algunos de sus directivos. El entrenador lanzó este reto: «O Valdano o yo. Y aquí les dejo la oferta que tengo del Chelsea». Valdano tardó minutos musicales en ser despedido. La noticia no es nueva, se publicó y no fue desmentida. Un año y cinco días después, la continuidad del técnico en el Real Madrid después del 30 de junio no está garantizada, aunque le quedan por cumplir dos temporadas más de contrato. O así parece. En Inglaterra afirman que regresará a la «Premier»; en España, el rumor lleva días que apunta en idéntica dirección. En el Madrid están hasta los dídimos de las barbaridades que suelta Eladio Paramés, portavoz de Mourinho, que, aunque tangencialmente, dejan al club en delicada posición. Luis Suárez, vicepresidente del Inter, ha manifestado que «Mou» se está preparando la salida; reconoce sus pasos, los que dio cuando pidió a Massimo Moratti que le traspasara al Madrid. Si fuera cierto, tendría que negociar una cláusula de rescisión por valor de 20 millones de euros; seis más de los que pagó el Real por él. Todo ello no dejan de ser síntomas de una posible evasión, como lo son de «miedo escénico» las palabras de Messi sobre los árbitros después de empatar en Villarreal y de alejarse a 7 puntos del líder: «Algunos son soberbios». Cuando el Barcelona se pavoneaba, con razón, en la cabeza de la tabla, los colegiados no existían; ahora que es segundo, adquieren cuerpo... Del delito. Síntoma de que en el Barça están preocupados: la Liga se escapa y el fútbol del Madrid, además de contundente, empieza a ser atractivo. Ideal, como el romántico partido que esta noche disputarán Mirandés y Athletic.
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