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Año de setas por Antonio PÉREZ-HENARES
Parece que por lo menos este malévolo año va a ser bueno en una cosa: en setas. Las tempranas y abundantes, a veces catastróficas, lluvias otoñales cuando todavía las temperaturas no han enfriado del todo suponen el mejor augurio para un buen año de estos cada vez más apreciados, rebuscados y exquisitos alimentos camperos. Este mismo fin de semana, si se está dispuesto a que nos caiga más de un chaparrón o dos encima, o nos mojemos toda la mañana, ya puede salirse en su búsqueda porque ya me dicen que han empezado a salir con ganas. Por mi tierra alcarreña la de cardo es la más codiciada, aunque sin olvidar el níscalo, y por las serranías del norte el boletos edulis es el máximo objeto de deseo. Por su gusto.... y por su precio. Porque lo de las setas, amén de afición, pasión y paladar, es también un buen negocio. Se pueden sacar unos buenos dineros que nunca vienen mal y en estos tiempos de aperturas y crisis hasta pueden convertirse en salvavidas familiares. Gentes, españolas y emigrantes, dedicadas a esta recolección de manera «profesional» son ya una constante que seguro va a aumentar mucho este año en número de practicantes. Y no seré yo quien ponga un solo pero, ni uno solo, ante la necesidad de las gentes. Otra cosa es el respeto al campo y a sus gentes. No puede llegarse y ocuparlo al asalto porque «es de todos». Que no lo es, al igual que no lo es el coche en el que se llega al sitio. El campo, los labrantíos y baldíos son de «alguien» y ese alguien es quien los labra y los cuida. Puede ser un particular o un municipio. Y por allí además anda más gente, por ejemplo ganaderos o cazadores. Que tienen derecho a sus pastos o han arrendado su riqueza cinegéticas. Y tienen sus derechos. Habrá que conjugarlos con respeto. Porque el no hacerlo puede dar lugar a portazos. Una invasión urbanita y prepotente puede ser muy mal recibida y contestada. Y los paisanos tienen, aunque los otros no lo crean, la razón de su lado. Habrá que ser agradecidos por permitir recolectas en sus terrenos en vez de ir de sobrados y de aquí hago yo lo que me da la gana. Que puestos en plan legal, el campo dueños tiene, como los pisos, y dentro de ellos, las setas y ya hay pueblos que para dejar entrar en los suyos cobran peaje o hasta acotan para sus vecinos en exclusiva tal riqueza. Así que mejor no ponerse chulos.
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