Villaverde

Chabolas en la herencia de la marquesa de Villaverde

La familia de la que fuera asistenta de la noble reside desde 1961 en los terrenos que les legó en Puerta de Hierro. Más de 200 personas viven ahora en tres infraviviendas. El Ayuntamiento ha tirado ya 50 casetas ilegales en este asentamiento.

Chabolas en la herencia de la marquesa de Villaverde
Chabolas en la herencia de la marquesa de Villaverdelarazon

MADRID- Una nevera, un microondas y una estantería. Así es la nueva casa de Mila, la última desalojada del poblado de Puerta de Hierro. No le quedan paredes, ni techo, ni suelo... El jueves 12 de julio, mientras celebraban el cumpleaños de Facundo –el patriarca del clan que habita este asentamiento–, se produjo el primer aviso. La Policía se presentó en mitad de la fiesta para, según explica Merche (portavoz del poblado), «inspeccionar la zona». El martes siguiente, a las seis de la mañana, se consumaba la demolición de la última vivienda que ha caído en Puerta de Hierro. Un derrumbe que se suma a los más de 50 que se han registrado en este poblado desde que se incluyó en el programa municipal de erradicación del chabolismo, según el cual cualquier desalojo debe ser «recompensado» con un realojo.

Este poblado se asentó en el distrito de Moncloa-Aravaca en 1961. Los últimos censos sobre la zona «datan de1970 y no se han actualizado, por lo que a los únicos que les corresponde el realojo es a los más mayores, que suponen un 10 por ciento de la población total», explica Giulia Tamayo, investigadora de Amnistía Internacional que ayuda a los moradores de este particular poblado. Especial, sobre todo, porque la propiedad de los terrenos sobre los que se asienta es una incógnita. «Los testimonios de los más mayores aseguran que los terrenos eran de la marquesa de Villaverde y fueron cedidos a su asistenta personal.

Ésta se estableció allí con Carmen González Calviño, la matriarca del actual poblado, que era paya. Durante un tiempo la asistenta estuvo enferma y quien la cuidó fue Carmen, por lo que le acabó cediéndole los terrenos a ella. Es más, hace años parece que quisieron quitárselos y no pudieron hacerlo al haber un sacerdote que certificó esta historia. El problema es que no hay documentos oficiales, ya que la tradición gitana dice que cuando uno de ellos muere hay que quemar todas sus pertenencias», relata Tamayo.

Ladrillo y uralita
El problema ahora es que el Ayuntamiento no reconoce el realojo de todos los actuales residentes en las infraviviendas de Puerta de Hierro. «No es un poblado chabolista. Las casas están construidas con ladrillo y uralita y tienen agua, luz y hasta una escuela. Hubo un momento en el que incluso intentaron contratar los servicios... Ellos se integraron perfectamente y se dedican a la chatarra, el reciclaje, la compraventa de coches y la venta de frutas», insiste Tamayo. Desde el Ayuntamiento de Madrid informan, sin embargo, que «existen 19 familias con derecho a realojo y ya se han realojado a 14 de ellas. De las otras cinco, cuatro han renunciado y la restante no ha presentado la documentación pertinente».

«Yo nunca he dicho que quiera quedarme porque sí. Si hay que irse me voy, pero con mi familia, y si hay que pagar se paga, pero con mi familia», asegura Mila, que ha vivido «desde siempre» en Puerta de Hierro, un poblado donde hace 33 años dio a luz a su hija y donde también han nacido los hijos de ésta. «En este poblado llevamos viviendo desde hace cinco generaciones y el realojo sólo se lleva a cabo para dos de ellas, dejando a los hijos y nietos fuera», aseveró Merche.

Actualmente en el poblado habitan más de 200 personas, pero sólo quedan en pie tres viviendas. A su alrededor todavía pueden verse los suelos de madera o de baldosas de las casas sin paredes ni techos que los cubran. «Ahora hay personas que duermen en los coches o donde pueden. Además, nos han dejado los escombros aquí y se supone que deberían recogerlos», se quejó la portavoz del poblado.

Hay personas que sin estar censadas podrán ser realojadas porque son herederos de quienes sí lo estaban. En este momento Mila tiene derecho a ser realojada, no así sus hijos, cuyas casas ya se demolieron y no están censados. Ellos, en base al derecho de usufructo, consideran las tierras como propias por llevar viviendo más de 30 años allí, un contencioso que defienden desde el juzgado número 12 de Madrid.

Desde el Área de Urbanismo del Ayuntamiento de la capital, en cambio, sostiene que el ámbito está «ocupado ilegalmente» y añade que los suelos sobre los que se levanta son «terrenos públicos calificados como zona verde y servicios infraestructurales». El juzgado número 3 ha avalado con sentencias esta versión. El conficto está servido.


EN PRIMERA PERSONA
Mila / Propietaria de la última vivienda demolida
«Sin mi familia no me voy»
Mila lleva viviendo en el poblado de Puerta de Hierro «desde siempre». Su casa ha sido la última, por ahora, en demolerse y en ella vivían 22 personas: el matrimonio, sus cuatro hijos con sus respectivas parejas –sus casas fueron derribadas con anterioridad– y doce nietos. «Te quita la vida, el trabajo, todo». El problema de sus hijos es que construyeron sus casas y no están censados, por lo que no tienen derecho a ser realojados. «Yo sin mi familia no me voy de aquí», asegura. La casa de Mila, fue construida en los 60.


El futuro
Cinco generaciones y un proyecto incógnita

El poblado chabolista de Puerta de Hierro se encuentra en la salida de la M-30 dirección Badajoz de la A-6, en el distrito Moncloa-Aravaca. Lleva ahí cinco décadas, desde 1961. Alrededor se encuentra la estación municipal regeneradora de aguas residuales Viveros de la Villa y desde el poblado piensan que el Ayuntamiento se quieren hacer con los terrenos para explotarlos con un proyecto que se mantiene en una incógnita. Uno de los rumores que manejan los chabolistas dice que se quiere «tirar abajo» el poblado para construir un edificio de energía renovable, extremo sobre el que ni Amnistía Internacional ni este diario han encontrado confirmación por parte del Consistorio de Madrid.