Cataluña
El chollo de la Memoria Histórica
Hace apenas unos días, el autor de estas líneas contemplaba al Brujo en el escenario de un teatro madrileño diciendo: «A Garsias-Lorca lo buscaron por allí y no lo encontraron. Lo buscaron por allá y tampoco lo encontraron. Y después por allá y tampoco lo encontraron. ¡Cohone con la Memoria Histórica y no se acuerdan siquiera de dónde lo enterraron!». Sin duda, las carcajadas del público hubieran sido menores de saber todos lo que nos cuesta el invento de la Memoria Histórica. Teóricamente, el dinero de nuestros impuestos que se dedica a este tema debería dedicarse en no menos del cincuenta por ciento a la localización, identificación y exhumación de los cadáveres de las fosas comunes de la Guerra Civil, pero, año tras año, queda de manifiesto que la realidad es muy diferente. El año pasado sólo el 28,2% de la cifra global se dedicó a ese fin. Este año, el montante se ha reducido al 25, 46% y es que no hay –por mucho que se haya empeñado algún personaje conocido por su afición a las bebidas espirituosas– ni lejanamente 300.000 cadáveres en las cunetas. Así, el 74,54% del presupuesto de la Desmemoria va a parar mayoritariamente a los sindicatos y los partidos de izquierdas y nacionalistas. Vean si no ustedes. Por ejemplo, El canto del cárabo recibe 37.930 euros como proyecto de VERHIS. Que en esto había pájaros de cuenta lo sabíamos, pero tanto como para subvencionar un ave tan rara parece excesivo. Otros 14.286 euros se lleva la UGT Madrid por la Tercera parte de Historia de vida de militantes de UGT durante el franquismo lo que teniendo en cuenta la ausencia clamorosa de ese sindicato durante la dictadura parece, como mínimo, exagerado. Más razón de ser parece tener que se dediquen 26.275 euros a que la Fundación Pablo Iglesias logre la «Identificación de dirigentes socialistas en la clandestinidad». Me consta que es un trabajo arduo ya que durante el franquismo tan clandestinos eran que nadie llegó a conocerlos. Algo similar cabría decir de los 21.726 euros destinados a la Fundación Anastasio de Gracia de la UGT por la Recuperación de la Memoria Histórica y la dignificación moral de los líderes sindicalistas del metal y la construcción de UGT. Conmovedora va a ser también la muestra cinematográfica –24.426 euros – que organizará la Asociación El Ojo cojo, un nombre ciertamente poco apropiado para ver. Otros 17.910 se lleva el Institut per a la Memòria Històrica por Libros al infierno. Dadas las veleidades que ha mostrado Cristina Almeida por quemar los míos y puesto que en Cataluña ahogaron mi Camino hacia la cultura en un programa de televisión financiado con fondos públicos al principio me temí lo peor, pero, finalmente, me tranquilicé pensando que la recogida de mis libros representaría un trabajo descomunal para gente acostumbrada a vivir de subvenciones. Finalmente, algunas subvenciones no consigo entenderlas como esos 26.095 euros entregados al Instituto Obrero de Valencia por las «Vidas congeladas por el franquismo», término que no sé si va referido a los obreros que pudieron tener por primera vez una nevera o que comenzaron a comer merluza que, por culpa de Franco, era congelada. Al final, entre unos y otros, se van a embolsar casi mil millones de pesetas destinados no precisamente a localizar cadáveres de fusilados. Ciertamente, un verdadero chollo.
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