España
Un sistema sanitario extraordinario en riesgo
El crecimiento de la deuda sanitaria lleva camino de convertirse en un problema mayor que el de las cajas de ahorros. Y lo extraño es que tampoco parece preocupar en exceso al Gobierno. Ni está en el debate público actual, ni ha ocupado una sola línea en la agenda política desde que España entrara en crisis, a pesar de que se trata de un «roto» de retrasos en los pagos o de facturas impagadas creciente que, según algunas fuentes, alcanza ya los 15.000 millones de euros.
La dinámica en la que estamos entrando de recortar gasto nos lleva, más pronto que tarde, a recortes de prestaciones por imposibilidad material de mantenerlas. A pesar de ello, habrá quien piense que el atajo más rápido para reducir el déficit sanitario es a cuenta de los medicamentos, pese a las evidencias en contra. Hay que recordar que, en los últimos diez años, el sector farmacéutico ha soportado 23 medidas distintas que han erosionado el margen profesional, bien a través de recortes de precios, de márgenes o de descuentos múltiples. El prestatario del servicio, es decir, las oficinas de farmacia, en este caso, no pueden soportar ya más presión derivada de más medidas desproporcionadas que ponen en serias dudas su viabilidad.
El balance final de esta política es bien conocido: se ha empobrecido al sector hasta el límite, y el gasto sigue creciendo sin control en las recetas. Por esta senda hay dos cosas seguras. La primera es el estrangulamiento definitivo de la farmacia y de algunas empresas fabricantes y distribuidoras y la desaparición del modelo que conocemos hoy en día. Más de 3.000 farmacias en toda España están de hecho en la cuerda floja. La segunda certeza es que el esfuerzo será baldío porque el gasto sanitario se duplicará en diez años hasta los 135.000 millones de euros, según dicen los expertos de Fedea, si no se acometen reformas.
Es el momento pues de ensayar nuevas fórmulas como aconsejó Albert Einstein: «si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo». El sector farmacéutico no da más de sí. Las medidas ensayadas en este campo –cuya última versión nacional es la ocurrencia de la unidosis– están destruyendo el modelo y generando grandes desigualdades entre los ciudadanos y amenazando la cohesión del Sistema Nacional de Salud. Esto es lo que hay en juego y lo que la sociedad española no puede ni debe permitir.
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