Bruselas

«Brotes verdes» en el horizonte por José Clemente

La Razón
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Tres años después de aquella simplería de Zapatero y Salgado sobre el nacimiento de «brotes verdes» en nuestra economía, cuando estábamos a punto de comenzar la fase más dura y vertiginosa de ella, cuando nuestra economía entraba en caída libre sin apenas imaginar donde estaba su límite, podemos analizar con la ventaja de la distancia la tremenda tomadura de pelo a que estábamos siendo sometidos por el entonces gobierno socialista, muchas de cuyas consecuencias seguimos pagando hoy y con no pocos sacrificios. Una idea, la de los «brotes verdes», más propia de extraterrestres del TBO que de políticos responsables que es lo que creiamos tener al frente del Gobierno. Tan absolutamente disparatada era la cosa que el ex ministro de Economía, Pedro Solbes, se ruborizaba en las ruedas de Prensa de La Moncloa al dar lectura a la sarta de tonterías que le apuntaban en el guión. Acabó yéndose a casa, pese a que no era mal ministro, para dejar de hacer el ridículo cada vez que aparecía con María Teresa Fernández de la Vega, toda una ministra de Presidencia que apenas podía disimular su vergüenza cada vez que hablaba de los «brotes verdes». Pero, ¿qué es lo que tiene esa combinación binomial para resultar tan atractiva y hacer que hasta el PP recurra a ella, después de tanto chiste o chanza sobre los «brotes verdes» de Zapatero?

Quiero pensar que se tira de ella por su fuerza intrínseca, su naturalidad y capacidad de ser entendida desde la portera hasta el catedrático. Me cuentan que en una de las primeras reuniones en Bruselas a la que acudió con el resto de homólogos de la UE, Elena Salgado, la escuchó por primera vez y, al parecer, le gustó en exceso. Tal es así que al finalizar la sesión de control del Senado celebrada el 19 de mayo de 2009 la soltó ante los periodistas en el transcurso de la rueda de Prensa. Zapatero después la hizo suya, pero ya era tarde, pues en octubre de ese año el presidente del Gobierno tuvo que admitir las dificultades de nuestra economía y en mayo siguiente se veía obligado a pedir ayuda a Rajoy. Fruto de todo ello fue la congelación de las pensiones y un recorte a los funcionarios, que entonces no protestaban pero ahora sí, del 5 por ciento.

Que ahora el PP recurra a esa combinación binomial debe responder a algunas preocupaciones que desconozco. Una de ellas puede ser la de transmitir al común de la ciudadanía que se están haciendo cosas que dan resultados, cosas que entrarían a explicar en el hipotético caso de que el PSOE hubiera recurrido a la burla para desacreditar esos «brotes verdes» como hizo el PP anteriormente. Pero no. Al PSOE no le da risa porque sabe que Zapatero lo hizo con idéntico motivo. Por eso callan los socialistas. Otra razón son los hechos probados, es decir, el PP no miente cuando habla de «brotes verdes», especialmente en Murcia, porque lo puede demostrar. Una cosa es que lo defienden de Guindos y el embajador alemán en España, Reinhard Silberberg, que cuentan con datos globales y macroeconómicos que apuntan en esa dirección, independientemente de que se recurra o no al rescate, y otra bien distinta la que tiene la Región de Murcia, cuya recuperación es lenta pero de manera imparable, ya que los sectores en los que se sustenta tienen más recorrido del que se algunos se creen.