Valencia

La tercera vía

La Razón
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Cuando el partido socialista ha atravesado estados catatónicos, los revulsivos han sido generalmente sorprendentes. No previsibles. Y sin atender a los «aparatos». Ha sucedido en las últimas convocatorias de primarias, y ocurrió en el año 2000 cuando, contra todo pronóstico, Zapatero se alzó con la Secretaría General en un congreso abierto, tumbando al ya cantado aspirante José Bono. Frente a la vieja guardia emergía una nueva vía, también generacional.

En el actual estado de catarsis en el que se encuentra el PSOE post Zapatero, la primera voz que ha pedido una tercera vía es el extremeño Guillermo Fernández Vara. Y en privado no es el único. Argumenta que «no hay ninguna razón para que los candidatos sean sólo Rubalcaba y Chacón porque cualquiera puede optar, incluso sin ser diputado». O sea, él mismo. O José María Barreda. O Tomás Gómez. O atención, Emilio García Page, que será senador por Castilla-La Mancha, porque Bono le «cedería» este puesto, que antes ocupaba Barreda.

El antagonismo entre Rubalcaba y Chacón es tan fuerte que uno y otro recogen apoyos no porque gusten en sí mismos sino por rechazo al contrario. Dado que el partido socialista está partido en dos en todas las comunidades autónomas, es fácil adivinar que quien apoya a Chacón no siempre lo hace porque la candidata le guste, si no por negar a Rubalcaba, y viceversa. O sea, en Madrid Tomás Gómez apoyaría a Chacón, porque sus adversarios de la FSM apuestan por Rubalcaba. Lo mismo sucede en Castilla-La Mancha, entre los apoyos que ofertan los dos «barones» Bono y Barreda, o en Andalucía entre los avales de Chaves y Griñán. Situación que se repite en Valencia, Murcia, Galicia, Cataluña o Castilla y León, donde el oficialista y rubalcabista Óscar López tiene provincias enteras en pie, dispuestas a votar lo contrario de lo que él proponga. De ahí que cada vez tome más fuerza la irrupción de una tercera vía.

Será clave, pues, saber qué harán en el Congreso los presidentes Zapatero y González. Este último, podría aceptar la presidencia del PSOE si Rubalcaba gana el Congreso. Lo mismo podría hacer Bono si finalmente García Page se presenta como tercera opción. Quedaría por saber qué quiere hacer Zapatero. ¿Acaso apoyar a Chacón, como hubiera sido su deseo antes de que se le complicara la vida?

Lo que está claro es que éste será un Congreso abierto en el PSOE, al menos con dos candidatos. Las partituras entre perdedores, como son todos los barones del partido, lógicamente aún no están escritas.

Entre tanta sopa de nombres, los aspirantes no deberían olvidar el gran asunto: el debate ideológico. Si los votantes han dado la espalda al giro liberal emprendido por Zapatero, y no han respaldado el giro a la izquierda del candidato Rubalcaba, se impone ahora definir con urgencia el ideario del partido. El PSOE necesita recuperar el camino, y, por qué no, la ilusión, como sucedió en el 2000 cuando supo encontrarla con Zapatero.