Actualidad

Hechiceros por José Muñoz Clares

La Razón
La RazónLa Razón

A los confidentes se les pagaba con parte de la droga incautada; el asunto olía de lejos, alguien se lo tomó en serio y acabó en la cárcel la cúpula policial responsable (Caso Ucifa). Los alcaldes ordenaban verter al río las aguas fecales; alguien invocó el Código penal y todo fue condenar al primer alcalde y cesaron en gran parte los vertidos. Para cuando se quiso introducir el delito de torturas en el Código penal la policía protestó ofendida so pretexto de que ellos no torturaban, y eso en tiempos en que los trabajadores caían abatidos por disparos al aire (eran trabajadores voladores) y los estudiantes se suicidaban en las comisarías tirándose dócilmente por una ventana una vez muertos a palos; finalmente se introdujo el tipo de torturas y desde entonces ni han parado las condenas ni el papel destacado que España ocupa cada año en el Informe de Amnistía Internacional. Así que vendrá un día, inexorable, en que la vigencia de la Constitución pasará cuentas a la afición al delirio de algunos como, por ejemplo, quienes sostienen acusaciones injustas amparados en la irresponsabilidad propiciada por un sistema mangoneado y caduco. Se basan los nuevos hechiceros en una jurisprudencia delirante obra da un pretendido jurista que inventó la inducción a la prevaricación sin prevaricación, que es como inventar el tubo macizo, es decir, el no tubo; pretendía salvar el culo a un consejero de la Generalitat pero tuvo el efecto perverso de implantar su delirio en todo el sistema; esos delirios y la existencia de causas que se mantienen bajo secreto tras tres y más años de instrucción son coletazos de la justicia inquisitorial que llevó a la hoguera a los anteriores hechiceros. Los de ahora ¿cuándo arderán?