Roma
Berlusconi se la juega en la moción de censura
Italia está condenada a la ingobernabilidad. Da igual la amplitud de la mayoría conseguida en las urnas o lo férreas que parezcan las alianzas; a mitad de legislatura, casi siempre ocurre algo que hiere de muerte al Ejecutivo. Silvio Berlusconi no ha podido huir de este destino
Aunque su Gobierno contaba con la situación parlamentaria más holgada de las últimas décadas, el enfrentamiento personal que el primer ministro ha mantenido durante los últimos meses con su ex aliado Gianfranco Fini ha acabado dejándole al borde del precipicio.
Hoy se celebra una moción de censura en cada una de las Cámaras del Parlamento que puede suponer el fin del Gobierno. En el Senado se da por descontado el éxito de «Il Cavaliere», mientras que en la Cámara de los Diputados, en principio, el primer ministro parte en desventaja, pero la campaña de compra de parlamentarios realizada por sus edecanes puede hacerle superar la moción por un puñado de votos. En todo caso, aunque finalmente consiga burlar al fantasma de la derrota y la consecuente dimisión, el Gobierno quedará en una situación de extrema debilidad.
Muy consciente de ello, Berlusconi dedicó ayer sus dos intervenciones en el Parlamento a intentar tejer una nueva coalición que le permita al menos terminar la legislatura. Para ello apeló a todos los «moderados» para que formalicen un gran pacto que permita evitar las urnas. El llamamiento iba dirigido sobre todo a la formación centrista UDC y a los parlamentarios menos radicales de Futuro y Libertad para Italia (FLI), el partido fundado por Fini. Parece que su petición no tendrá éxito, ya que ambas agrupaciones políticas aseguraron que no apoyarán al Gobierno en la moción.
Combinando la moderación con la dureza, «Il Cavaliere» también recordó a los diputados de FLI que sería «grotesco» que votaran hoy con la oposición, y que si lo hacen traicionarán la voluntad de los electores.
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