Yemen

Exclusión y alto el fuego

La Razón
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Si era así de fácil ¿por qué no se hizo antes? Gadafi sólo necesitaba que se lo pidieran de la debida forma, eso sí, dos veces. La resolución 1973 (17-III) del Consejo de Seguridad de la ONU le exige, en primer lugar, «el establecimiento inmediato de un alto el fuego» y con la exigida inmediatez procede a declararlo. Ya en la 1970 de 26-II le había exigido «el fin inmediato de la violencia» y le había impuesto un amplio surtido de sanciones, pero al parecer no había quedado claro.
Ahora, los estados miembros quedan autorizados a tomar todas las medidas necesarias para proteger a los civiles. Esta es la fórmula mágica del lenguaje onusino, en cuyo vocabulario no existe la palabra guerra más que con carácter condenatorio. Nunca el alto organismo ha autorizado lisa y llanamente una guerra, pero bastantes veces todas las medidas necesarias, lo que podría ir desde una prédica islámica que enderece la mente de Gadafi o cualquier otro tirano descarriado, hasta un holocausto nuclear, siendo las restricciones que el adjetivo impone al sustantivo de una ambigüedad ilimitada. Además de esa amplísima autorización, el Consejo «decide establecer una prohibición de todos los vuelos» en el espacio aéreo del país.
Según las noticias que llegan, las fuerzas gubernamentales no ven incompatible la declaración y la continuidad de sus operaciones. Pasa en las mejores guerras: se trata de rematar los trabajos en curso. Pero parece que Bengasi, segunda ciudad del país con 700.000 habitantes, cuna y bastión de toda la rebeldía, se libra.
Llamativo, porque estaba en manos de Gadafi reducirla a pavesas antes y después de que se ponga en práctica la operación aérea internacional, que no se dilatará mucho, pero lo suficiente para que su aviación suelte un buen número de bombas.
Sin embargo, no ha sido ese esencialmente su proceder. Son las fuerzas terrestres las que han hecho todo el trabajo de reconquista. Los tanques y la artillería son suyos y el establecimiento de la zona de exclusión aérea no incluye el ataque contra esos medios, aunque podría estar comprendido en «todas las medidas necesarias», de las que en limitación de su omnicomprensividad queda excluida «una fuerza extranjera de ocupación».
Con aviones propios o extraños sobre su cabeza, Gadafi podría haber seguido adelante. ¿Entonces qué? Dice que se para ¿Y ahora qué? En el momento en que el conflicto se encona en Yemen, en Libia dista de estar cerrado.