Ganadería

Lecciones de economía

La Razón
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Circula por internet un pequeño panfleto que pretende enseñar economía «con vacas». Tengo un amigo que es economista por la prestigiosa Granja-Escuela de Verano del doctor Mu Fu Mao, en Shanghái. Entre él y yo hemos mejorado la idea. Ésta es la versión 2.0. Así podré sentirme orgullosa de contribuir a la erudición económica de la ciudadanía (aunque estamos sobrados de expertos, no hay más que vernos). Economía socialdemócrata: tú tienes dos vacas y el Estado te subvenciona tres vacas. También le da tus dos vacas a tu vecino, que ha montado una cooperativa subvencionada. Como ya habéis cobrado por las vacas, las dejáis que se mueran de hambre. El Estado te reclama impuestos por cuatro vacas. Tú le pides cuentas a tu vecino, que, muy ofendido, te dice que tienes bastante con la vaca de tu mujer. Tú te peleas con tu vecino. Te condenan a quince años de prisión. Cumples tres días de cárcel. Sales del «maco» rehabilitado y con contactos en la mafia. Vuelves a casa y tu mujer se ha liado con el vecino, que ha abandonado a su suerte a las vacas. Tus amigos mafiosos se hacen cargo de la cooperativa, que, aunque comienza a producir a toda leche, no existe a efectos de la Agencia Tributaria. Tú desarrollas intolerancia a la lactosa. Luego mueres, cabreado. Neocapitalismo salvaje: tú tienes dos vacas. Vendes tres de tus vacas a tu empresa, que cotiza en Bolsa a través de «stock-options» a nombre de tu suegra. Lanzas una oferta agregada al mercado de valores sobre el flujo circular de tu renta en base a la importación bruta de tu capital y ganas en una mañana cuatro vacas y ahorras tributos por cinco vacas y tres dromedarios. Tu empresa comienza a ser la leche, de modo que transfieres las ganancias, mediante un testaferro, a una compañía con sede en las Bahamas que se encarga rauda y presta de vender los dividendos de tus siete vacas a tu consorcio de import-export Sociedad Ilimitada. En tu informe anual de beneficios haces público tu patrimonio de ocho vacas con opción a la OPA sobre un becerro que sobrevivió a los Sanfermines sin mayores crisis nerviosas. Troceas tus nueve vacas y vendes el activo subyacente en acciones y derivados cárnico-financieros. Y te forras, payo. Siempre que nadie descubra que, en realidad, sólo tienes dos vacas y una de ellas es un toro castrado.