Barcelona

Tenemos ganas de Mario Casas

Entre hordas de quinceañeras y rodajes televisivos, el chico duro de nuestro cine retoma su lado romántico en «Tengo ganas de ti», la continuación de «Tres metros sobre el cielo». Él no es Hugo, deja claro, y está al nivel del suelo, creciendo, esperando y sumando. Todo nos lo cuenta... en un taxi 

Tenemos ganas de Mario Casas
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Alguna adolescente habrá, no me cabe duda –da hasta un poco de miedo imaginársela, a lo «Misery» pero con dieciséis o diciesiete años–, capaz de hacer alguna locura por tener a Mario Casas tan cerca como quien firma durante diez minutos y catorce segundos. Es lo que duró, contada, esta entrevista express a bordo de un taxi camino de Atocha. Salimos de un hotel madrileño, no muy lejos de la estación, y tenemos el trayecto para hablar porque Casas ha de cumplir una apretada agenda en Barcelona ese mismo día, así que hay que apurar el tiempo: las promociones tienen estas cosas, más con una estrella –que sí, que, a nuestra escala, también aquí tenemos de eso–, un ídolo de jóvenes como es Casas gracias a series como «Los hombres de Paco» y «El barco», sobre todo, pero también a alguna película como «Mentiras y gordas», «Fuga de cerebros» y «Luces de neón». Hoy aterriza en un buen puñado de pantallas «Tengo ganas de ti», tragicomedia romántica con vocación de trituradora de rankings, igual que su predecesora, «A tres metros sobre el cielo». Casas vuelve a ser Hache (que es la inicial de Hugo, muy chulo él, ¿no?), el rebelde sin causa irresisitible de los «bestseller» de Federico Moccia. Pero su corazón esta vez estará dividido entre Babi (María Valverde), amor de la primera entrega, y la nueva chica, Gin Tonic (Clara Lago, y sí, así apodan al personaje). La noche y el día: una, los suspiros del pasado, a punto de emanciparse por la vía del altar de su familia imperfecta; otra, karateka, fotógrafa, independiente y pasional. Chico, qué mal lo pasas, Hache. En fin. Corre el taxímetro y hay que empezar...

-Entre «3MSC» y «Tengo ganas de ti», ¿Hugo ha cambiado mucho?
-La verdad es que sí. Después de «3MSC», un mes y medio antes de los ensayos, lo que nos planteamos, con el director, Fernando González, era un paso de tres o cuatro años, para que hubiera una diferencia real, que el personaje hubiese madurado, que fuese más adulto. Y, realmente, lo que buscamos todo el tiempo era la mirada, que no fuese tan físico, tan impulsivo como en la primera. Que fuese un tío mucho más reflexivo, con una mirada triste, con violencia también, pero con una mezcla de melancolía que era interesante para interpretar a este segundo Hache y que fuese diferente. No queríamos mostrarle al público otra vez lo mismo, pero sí que siguiera manteniendo esa magia, ese atractivo que tenía el personaje, pero un poco más adulto, colocado en el salto antes de la madurez.

-¿Su crecimiento es paralelo al de Mario Casas en estos años?
-Puede ser. Sí es verdad que en «3MSC» interpreté un personaje más joven de lo que yo era y diferente en cuanto a cómo me puedo comportar y plantearme las cosas yo en mi vida. Pero puede ser que sí me haya ayudado que, de un rodaje a otro, durante ese año y medio, lo que he vivido me haya ayudado a crecer un poco más. Pasan cosas que te marcan, tengo 26 años ya, piensas mucho más todo, eres más reflexivo, tal vez como el personaje en esta segunda película.

-Hugo crece a fuerza de tragedias familiares, decepción, amores... Pero a Mario Casas no hacen más que pasarle cosas buenas, ¿no?
-La verdad es que tengo mucha suerte. A menudo me preguntan si tengo mucho en común con el personaje. Aunque soy yo el que está en pantalla, la serie de cosas que le pasan en su vida a lo largo de los años, sus problemas familiares, esos desamores tan intensos, esa violencia que desprende, la muerte de un amigo... Mi vida no ha sido esa. Sí tengo más suerte personalmente, con las amistades, con mi familia, que es uno de los puntos flacos de Hache, esa falta de comunicación familiar, que sí la hay en mi vida.

-Con 26 años ya sabe lo que es la fama, que le persigan legiones de chicas en los hoteles. ¿A veces le entran ganas de abrir una puerta, salir, respirar, verlo todo desde otra perspectiva?
-Yo lo agradezco, y sé que es un tópico, pero es la verdad: esa gente es la que decide ponerte ahí. Si no la tratas bien, si no la respetas, van a decir: que pase el siguiente, que ya toca. Pero sí me gustaría desaparecer, ver todo eso desde fuera, estando al lado de ellas, de esa gente que se agolpa en un hotel, sin que me reconocieran, porque a veces uno quiere respirar y pasar desapercibido en el anonimato. Por otra parte, te planteas que tu vida es ésa: ha cambiado, y tienes que lidiar con ello. Si te pones a la contra, a pensar en ello como algo malo, en qué mierda porque no puedes hacer esto o aquello, ahí está el fallo: lo vas a pasar mal, vas a sufrir, no vas a disfrutar de tu trabajo. Ahora me está tocando a mí, pero el año que viene o dentro de dos años va a haber otro chico: yo ya estoy más cerca de los 30... Ojalá pueda seguir trabajando y demostrar que puedo hacer otras cosas según vaya madurando y creciendo, pero ahora mismo, con la edad que tengo, lo más probable es que si funciona tu trabajo y estás ahí, te pase esto.

-¿Se lo pasa bien haciendo cine?
-Muy bien. La televisión también, pero el cine tiene algo del caramelo que le das al niño y lo disfruta. Creas un personaje, durante un mes y medio, dos o tres, depende de lo que requiera. Tienes que prepararte muchísimas cosas, el personaje nace en los ensayos o en el «cinco y acción» y muere cuando dicen «se ha acabado la película». Tiene algo mágico, especial, inexplicable, que corre por las venas y es precioso. Pero tampoco me importa que me digan que soy un actor televisivo, lo llevo defendiendo muchísimos años, desde que empecé, porque hay cada vez mejores proyectos en tele. Por como está el cine, nos tenemos que refugiar desde hace unos años en la televisión, yestar en una serie es una escuela para jóvenes actores. te curte porque estás delante de una cámara y aprendes no sólo interpretación, sino qué hay que saber de fotografía, de iluminación, para facilitar el trabajo en un rodaje... Porque al final es un trabajo de equipo.

-En la presentación ha hablado de lo que le pasa con los críticos, que siempre le dan caña...
-Bueno, me refería de «Tres metros sobre el cielo» o «Tengo ganas de ti», pero tengo que decir que, por ejemplo, en «Grupo 7» me han tratado muy bien. Y no tengo ninguna queja, lo entiendo: es un tipo de peli que es lógico que a lo mejor no se paren ni a verla o que nos critiquen. Pero me refería a «TGDT» o «3MSC». En «Grupo 7» han visto que sigo creciendo, que estoy trabajando y que puedo hacer cosas dsitintas, un poco más adultas, en un escalón un poco más arriba.

-¿A qué aspira? ¿Hasta dónde quiere llegar?
-Realmente, a que me sigan dando trabajo y, si tengo la oportunidad, porque ahora mismo no es un momento para elegir, ni en series ni en cine, ojalá tuviera la oportunidad de poco a poco ir escogiendo. De repente hacer una peli más pequeña, mezclarla quizá con otra como ésta, bien hecha, porque «TGDT» y «3MSC» son filmes con una factura muy cuidada, a la altura de muchas otras. Aspiro a tener trabajo y a seguir creciendo como persona. Son consejos que me han dado a lo largo de lo poco que llevo en esto actores que admiro muchísimo y que he tenido la suerte de conocer. Me han dicho: fórmate, porque uno tiene que crecer, madurar, para después poder interpretar cualquier personaje con el cuerpo, con la mirada.

-¿Cree que lo «comercial» está reñido con lo artístico? Lo digo porque se suele emplear el término de forma peyorativa...
-En otras producciones, otro tipo de peli, tal vez, pero creo que «TGDT» o «3MSC» está muy bien hecha, muy conseguida. Es un tipo de cine que aquí no se suele hacer y lo vemos de fuera, lo consumimos de EE UU, que es donde más lo producen, donde ves estas historias románticas, que funcionan muy bien allí y después también aquí. Hay que intentar hacer también aquí este tipo de películas, que tienen un potencial visual y un trabajo actoral muy dignos, y que llevan al público al cine.

 

El detalle
UNA MORENA Y UNA RUBIA

Hache ha regresado a Barcelona después de varios años y está hecho un lío en «Tengo ganas de ti»: por un lado, Babi, su amor de «3 metros sobre el cielo» no abandona sus pensamientos. Aunque no acaba de cruzarse con ella, está ahí, presente, y él lo sabe. Por otro, está Ginebra, Gin para los amigos, que sale de la nada como su media naranja natural: dura, independiente, lanzada... María Valverde y Clara Lago las dan vida, respectivamente (arriba, a izqda. y dcha.). Curiosamente, Lago hizo en su día el casting para dar vida a Babi. Pero desde el comienzo el director, Fernando González Molina, le dijo que esperara, que la veía más como Gin.
 

 

EL BARCO
toca tierra

En septiembre volverá «El Barco», la serie de Antena3 que protagoniza Casas. «Tenemos la suerte de llegar a tierra, de encontrar una isla en Peñíscola. Pensábamos que nos íbamos a Colombia pero nos dijeron que no había dinero», cuenta entre risas el actor. «Es una vuelta de tuerca, porque era muy claustrofóbico estar siempre metidos en ese barco, para los actores y creo que para el público también». Y habrá, adelanta, rostros nuevos, «como Jean Cornet, Héctor Alterio... gente con mucho talento».