España

La «naranja leñera»

«Si España tiene la pelotita...», había avisado Johan Cruyff. Y lo sabían Holanda, por lo que buscaron un plan para que no fuera así. Van Marwijk regaló los oídos a España («Es la mejor del mundo», dijo varias veces), pero avisó a sus jugadores: que no tengan el balón, que no se lo pasen, que Xavi no se encuentre con Xabi Alonso o con Iniesta. Que lo tenga mucho tiempo Puyol y menos Piqué. Y durante mucha parte del encuentro lo consiguieron, por lo civil o por lo criminal. La «naranja mecánica» ya es historia. Ayer nació la «naranja leñera». Porque «de cualquier manera» incluía con faltas. Con faltas brutas.

La Razón
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Durante toda el campeonato la «oranje» ya dado muestras de su dureza. El primero en sufrirlo fue Andrés Iniesta. Van Bommel, un «amigo», ex compañero del Barça, con el que ganaron la Copa de Europa en 2006, se tiró al suelo a lo que pillara. Y pilló las dos piernas del pobre Andrés. No fue grave, afortunadamente. Esa pierna derecha quedó «viva» para marcar el gol que hizo a «La Roja» campeona del mundo. Después, De Jong trató de meter el esternón para dentro a Xabi Alonso y por ello sólo vio la amarillas. Sneijder buscó el muslo de Busquets, cuando por ahí no pasaba la pelota. Holanda consiguió desactivar a España, pero este equipo tiene recursos. Era cuestión de que pasaran los minutos, de que los naranjas se cansaran. La final se enredó entre patadas y pérdidas de tiempo, entre mucho juego en el centro del campo y poco en las áreas. Los de Marwijk consiguieron lo que nadie en Suráfrica: alejar a «La Roja» de su área, de la zona de peligro. Por un momento incluso los españoles se contagiaron, sobre todo Sergio Busquets, el más joven del equipo protestaba todo al colegiado Webb. Una forma de contrarrestar la presión.Holanda terminó el partido con muchas más faltas que España, 28 los de naranja por 19 los de azul. Iniesta fue el que más lo sufrió. Incluso le sacaron de sus casillas y le hicieron quejarse. Sólo Cristiano Ronaldo había conseguido eso con el de Fuentealbilla en el Barcelona-Real Madrid de la temporada pasada. Normalmente es un hombre tranquilo.

Vicente del Bosque no paraba de repetir lo mismo: «cabeza, cabeza». «Abrid el campo», era la indicación en la prórroga. Al seleccionador no le tembló la mano en los cambios: quitó a Villa, seguramente uno de los destinados a lanzar los penaltis, y metió a Fernando Torres. Las otras sustituciones fueron Navas y Cesc. Otra vez estuvo acertado en los cambios Vicente. El dominio de España se fue acrecentando con el paso de los minutos. Nunca renunció a su estilo y por ahí empezó a ganar la final. Xavi cada vez tenía más la pelota. La predicción de Cruyff empezaba a ser cierta. Las patadas empezaban a escasear, simplemente los holandeses ya no llegaban, o lo hacían tarde. Heitinga fue expulsado. Un castigo que quizá llegó tarde. Peor para Holanda fue la derrota, aunque después de la batalla, los holandeses hicieron pasillo a los campeones. Un gesto de honestidad.