Energía
La energía
Si la semana pasaba eran los precios de los alimentos, ésta toca los costes de la energía. Las cotizaciones del petróleo y, por extensión, nuestra factura energética se ha disparado durante las últimas jornadas como consecuencia de los acontecimientos en el norte de África y en Oriente Medio. Los sucesos que se han registrado en Libia han contribuido de manera significativa a esas alzas, que según diversos «expertos» continuarán en los próximos meses. Días atrás un asesor del presidente Obama apuntaba a que el petróleo podría llegar, a no mucho tardar, a los 150 dólares el barril, mientras que otros apuntan a los 200 dólares. Con estas cifras los presupuestos para 2011 quedan bastante desfasados. El coste de la energía, del transporte y de la alimentación supone capítulos de gasto muy importantes para las familias españolas. Todo hace pensar que aquellas que puedan tendrán que apretarse el cinturón todavía más. La inflación también lo notará y continuará en niveles altos, lo que debería llevar al Banco Central Europeo (BCE) a subir los tipos de interés, con el consiguiente reflejo en el euribor y las hipotecas. Y es que el escenario que se dibuja no es el más halagüeño precisamente, porque vamos derechos a la estanflación, es decir, a que haya incrementos de precios sin que exista crecimiento económico. No digo que sea la misma situación que hace treinta años, ahora que se ha puesto de moda recordar el 23-F, pero hay muchos elementos comunes: crisis, precios del petróleo altos, una parte del sistema financiero tocado y Rumasa, que llegó dos años más tarde, y que ahora se ha vuelto a hacer presente como un fantasma del pasado. Mucha energía positiva vamos a necesitar para salir del atolladero.
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