Ay la prima por César Lumbreras

Todo esto de la economía es relativo. Me acuerdo ahora de aquellos días en los que se decía que si la prima de riesgo de un país europeo llegaba a los 300 puntos se produciría un cataclismo y habría que acudir a su rescate. Pues bien, ayer la italiana se aproximó a los 600, casi el doble, mientras que la española, por contagio, llegó a superar los 400 puntos. Evidentemente, se vivió otra jornada de nervios en los mercados financieros, con importantes caídas de las bolsas, y supongo que también en los despachos políticos. Que la «coza», como dicen los carteles situados en algunos bares de Cádiz, está mal, tirando a muy mal, no tiene vuelta de hoja. Por otro lado, cada día que pasa, y salvo sorpresa gorda de último momento, se extiende y reafirma la impresión de que el PP ganará por amplia mayoría las próximas elecciones. Juntando lo uno y lo otro, esperaba que en el debate del pasado lunes, durante el que Rubalcaba trató a Rajoy como próximo presidente del Gobierno, este último hubiese precisado más las medidas que tiene previsto tomar en los primeros días después de ocupar el Palacio de La Moncloa, dejando a salvo que hasta que llegue esa fecha, dentro de mes y medio aproximadamente, todavía pueden pasar muchas cosas. Reconozco que debo ser un iluso al pretender que un político en campaña electoral me diga que tendremos que apretarnos el cinturón y que habrá sangre, sudor y lágrimas. Pero, sinceramente, no veo otra salida, y creo que no están los tiempos para florituras, ni los próximos años van a ser un camino de rosas. Zapatero negó la evidencia y de aquellos polvos vienen ahora parte de estos lodos.