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Cien años dedicados al golf

El Real Club El Prat, uno de los más premiados de Europa, celebra el centenario de su fundación

Federico Montlloch, presidente del RCGEP, en pleno juego
Federico Montlloch, presidente del RCGEP, en pleno juegolarazon

BARCELONA- A más de treinta kilómetros de donde empezó todo, en sus actuales instalaciones en Terrassa, el Real Club de Golf El Prat (RCGEP) se prepara para celebrar la próxima semana con su masa social el centenario de su nacimiento. Sus orígenes datan del 10 de julio de 1912, cuando se inauguró el Real Club de Golf de Pedralbes, en una finca de veintiocho hectáreas cerca de la carretera de Esplugues, propiedad de Eusebio Güell. El club se convirtió en pionero en una época en la que practicar el golf era cosa de muy pocos y resultaba algo de lo más inusual.

Ahora, cien años más tarde, el club ya ha cambiado dos veces de sede y el mundo del golf ha evolucionado muchísimo, pero muchos de los descendientes de aquellas familias que introdujeron el deporte de los palos y la pelota en Cataluña siguen vinculados al club de sus vidas. El primer traslado se produjo en 1955, cuando un ambicioso proyecto llevó al club de Pedralbes hasta unos terrenos en El Prat, cerca del aeropuerto, de donde nació el nuevo nombre del club, aunque se mantuvo el escudo antiguo y el mismo presidente: Alfonso Fabra Monteys. Javier Arana se hizo cargo del diseño del campo, convertido rápidamente en un icono del golf español.

Construcción de una leyenda
Fue allí donde empezó a forjarse la leyenda de El Prat, uno de los clubes más laureados de Europa y España. Además de acoger los mejores torneos de Europa tanto profesionales como amateurs en sus instalaciones, el RCGEP ha sido la cuna de grandes campeones como Eduardo de la Riva, el mejor jugador español amateur de todos los tiempos, Román Tayà o Elena Corominas.

Además, destacados jugadores del Circuito Europeo también han nacido golfísticamente en El Prat, que vio pasar por sus instalaciones a los mejores jugadores y deportistas del mundo, desde Severiano Ballesteros hasta Michael Jordan. Actualmente, el profesional más destacado es Pablo Larrazábal, hijo de Elena Corominas, 77 jugador mundial y socio de honor del RCGEP. «Este club es mi casa, mi familia. En el Prat antiguo me formé como jugador y en Terrassa lo he hecho como profesional. Es mi oficina cuando no tengo torneo y es donde me siento más querido», destaca.

En 1997, la ampliación del aeropuerto de Barcelona obligó al club a tener que buscar una nueva ubicación y la finca elegida fue la de BonVilar, en Terrassa. Allí se construyó un club mucho más moderno y amplio, además de 45 hoyos de alta competición que fueron diseñados por Greg Norman y que nada tenían que ver con los antiguos de Javier Arana. No fue una transición fácil, ni social ni económicamente, pero el club supo regatear esos problemas y tirar hacia adelante.

«Vivimos momentos difíciles pero no queremos perder los valores que nos distinguen. Valores como ser un club con un nivel de servicio muy alto o con unas instalaciones de primera», apunta Federico Montlloch, presidente actual del RCGEP.

«Lo mejor de estos cien años ha sido la evolución de los cuatro que empezaron a la enorme realidad social y deportiva que tenemos ahora», añade. Montlloch tiene muy claro cuál es el mejor activo del club: «Tenemos el privilegio de disponer de una masa social única». Aunque durante muchos años se ha explicado otra historia, El Prat se convierte en el primer club de golf catalán en cumplir cien años.

 

La Copa Harmon
El club celebrará el centenario con un torneo y una cena conmemorativa el próximo sábado 27 de octubre que han tenido una gran acogida entre sus socios. Los ganadores del concurso se llevarán una réplica de la Copa Harmon, una de las joyas del club. La original se expone estos días gracias a que Juan Rosell la enterró en el green del hoyo 9 durante la Guerra Civil para evitar que se convirtiera en un botín. Una de las miles de historias de un club centenario.