Atletismo
Arcoiris para Hushovd
«Thor Hushovd», decía Óscar Freire cuando se le preguntaba por un favorito para el Mundial. Y Thor Hushovd ganó el que debía haber sido el cuarto maillot arcoiris del cántabro. Pero Óscar se despistó. «Sólo un momento», dijo. Pero no hay espacio para el descanso en 260 kilómetros de pedaleo.
El cántabro se hundió en el fondo del pelotón para escapar del estrés de las primeras plazas y la selección italiana aprovechó para cortar el pelotón en dos. Hace tiempo que los Mundiales de ciclismo se convirtieron en un Italia-España y los italianos se sintieron ganadores con el enemigo en el segundo grupo. Samuel y Luis León Sánchez se habían quedado a su lado.
Italia tenía por delante a Pozzatto, Visconti y Nibali. Era España la que tenía que trabajar y organizarse. Sin pinganillo, como en los viejos tiempos cuando el ciclismo era una cuestión de instinto en el que los coches importaban menos que las bicis. Barredo, Zubeldia y Ventoso, los únicos que habían conseguido seguir el ritmo de los mejores, se descolgaron a tiempo para ayudar al líder y devolverlo al grupo de los primeros. Pero con ellos se habían llevado al enemigo.
«Hushovd nos tiene que dar las gracias», se lamentaba Freire. «Y el segundo y el tercero, que venían en nuestro grupo», añadía. Se refería al danés Matti Breschel, que consiguió la plata, y al australiano Allan Davis, bronce. A Freire las piernas, castigadas por el esfuerzo que hizo para unirse a los mejores, sólo le dieron para ser sexto. «He perdido una oportunidad», dice.
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