Colonia

Madrid ya reza en siete idiomas

Tres horas de música y desfile de banderas, como en los Juegos Olímpicos. Y después, rezar, especialmente por aquellos en los que nadie piensa y de los que nadie se acuerda. El primer gran acto de la JMJ es la misa en la Plaza Cibeles de Madrid esta tarde a las ocho y marcará la tónica de lo que va a vivir la ciudad esta semana. Preside la celebración el anfitrión, el cardenal arzobispo Antonio María Rouco Varela

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Le acompañarán en el altar los otros dos obispos de la región madrileña, Joaquín María López de Andúja, de Getafe, y Juan Antonio Reig Pla, de Alcalá. También estará a su lado el obispo auxiliar de Madrid, César Franco, responsable de organización de esta JMJ, junto con Josef Clemens, arzobispo secretario del Pontificio Consejo de Laicos, y su presidente, el cardenal polaco Stanislaw Rylko. El Pontificio Consejo de Laicos es el órgano vaticano que se ocupa de la JMJ a nivel internacional, así como es responsable también de los mil y uno movimientos de laicos que enriquecen la Iglesia con una gran variedad de estilos y carismas.

La misa inaugural va precedida por una serie de conciertos que animarán a los jóvenes peregrinos a medida que van llegando y poniendo a prueba su capacidad de resistencia bajo el sol de la tarde madrileña. En España es especialmente famoso el grupo Jaula de Grillos, autores del tema «Somos más». Son músicos católicos pero que hacen sonidos populares. Otros más veteranos de la música cristiana son Nico Montero y los malagueños Ixthys. El grupo Priests Band, con curas de cinco países, es un éxito seguro ya probado en las dos últimas jornadas, en Colonia y Sídney. Se ensayará una y otra vez el himno de esta JMJ, que no es nada fácil de cantar y no vivirá más allá de estas jornadas. Actuará también Jaime Holguín, con sus canciones sobre parábolas. La familia Holguín, chilenos afincados en España, es famosa en círculos católicos con el nombre «Valiván», por sus espectáculos con marionetas y dibujos animados para niños. Además, el calentamiento previo a la misa incluye un desfile de banderas y el saludo informal a cada uno de los países, enfatizando la universalidad de la JMJ.

En la misa prevalecerá, con hegemonía total, el idioma español. Se leerá Isaías 52, 7-10, un texto alegre para recibir a los que Dios envía: «Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que trae la paz». El Salmo 96 es un clásico («Cantad al Señor un cántico nuevo») y el Evangelio de Juan 21 es adecuado por papista e interpelador, ya que recuerda la pregunta de Cristo a Pedro: «Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?» Eso dará pie a una homilía en la que Rouco animará a los jóvenes a amar a Cristo como Pedro y con Pedro, y en la que no dejará de presentar la figura de la Virgen María en su advocación de la Almudena, presente a gran tamaño en el altar.

El momento más internacional y denso en lo espiritual serán las peticiones. En francés se rezará por la Iglesia universal. En alemán, por los jóvenes del mundo. En árabe, por los jóvenes de Tierra Santa y también por todos los cristianos perseguidos en países donde son minoría. En hebreo se rezará por aquellos que buscan la belleza en la música y el arte, un tema muy presente en la predicación tanto del cardenal Rouco como en la de Benedicto XVI, un enamorado de la música. Por último, en japonés, la lengua de las víctimas de Hiroshima y Nagasaki (también la de un cruel imperialismo nacionalista en el siglo XX) se rezará por las víctimas de la violencia de guerra, los que han padecido abusos (expresión amplia, que incluye las víctimas de pederastia en entornos religiosos, pero no sólo eso), las mujeres presionadas para abortar y los niños no nacidos (que incluiría no sólo a las víctimas del aborto provocado, sino también a los niños perdidos en abortos naturales).

La música durante la eucaristía correrá a cargo de la orquesta y coro de la JMJ, compuesta por voluntarios para la ocasión, Borja Quintas dirigirá a los instrumentistas y Marina Makhmoutova a las voces. Durante la misa se tendrá un recuerdo especial para el Beato Juan Pablo II y se cantará un tema mariano en polaco antes de la bendición final. Y se espera, además, que Rouco reparta unos misteriosos regalos a los peregrinos.


Una misa con sabor madrileño
Para el cardenal Rouco, anfitrión de la Jornada Mundial de la Juventud en tanto que arzobispo de Madrid, la misa de hoy representa su oportunidad de saludar y acoger a los cientos de miles de peregrinos jóvenes y, sobre todo, a sus obispos y otros cardenales, ante los que desplegará la hospitalidad de la Iglesia madrileña y su devoción por la Virgen de la Almudena. Mañana no hay grandes actos centrales y el jueves ya llega el Papa, que será quien centrará todas las miradas. Por eso la Eucaristía de esta tarde marca la semana con un inicio de carácter más diocesano.