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Corazón de Chacón

La Razón
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Cuando al borde del parto la ministra Carme Chacón voló a Afganistán la acompañó un cardiólogo para monitorizarle el corazón. Me pareció un exceso de prudencia y pregunté a mi círculo de médicos, que son unos chismosos: «Tiene el corazón del revés con un ventrículo obturado; una cardiopatía congénita, nada rara, que te permite hacer una vida normal». Me olvidé de la indiscreción por mi reverencia a la confidencialidad médico-paciente, pero es que la ministra acaba de hablar públicamente de su condición física para estimular a quienes también la padecen, lo que la honra. Chacón ha estado siempre en las quinielas sucesorias de Zapatero, y con el faisán abierto en canal sobre la mesa de Rubalcaba, repunta la chica más querida por el Presidente. Que La Moncloa agota es una leyenda urbana para que nos apenemos de sus habitantes; la gobernación sólo exprime a quien no sabe organizar su trabajo. En este país de hipocondríacos publicitar tu cuadro clínico se parece a un suicidio político. ¿Tiene la revelación de la ministra una lectura política ?¿Quiere, sutilmente, quedarse fuera de la herencia de Zapatero? Pilar Miró me dejaba palparla un seno para notar en la piel el ruido metálico de sus válvulas. Recordamos la escalera en la que se derrumbó, y a los futbolistas Puerta y Dani Jarque. Los pacientes congénitos se preparan desde el nacimiento para una vida longeva. Pero ¿también para la rastrojera vida política?