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Cameron ofrece a Escocia que vote su independencia
Le da un plazo de 18 meses para el referéndum
LONDRES- Alex Salmond, el ministro principal de Escocia, siempre ha presumido de ser el hombre que conseguirá devolver la independencia a la nación. Pero cuando David Cameron le ha presionado para saber cómo y cuándo va a hacerlo, han surgido los problemas. El nacionalista no quiere prisas. Sin embargo, el «premier» quiere resolverlo cuanto antes. «Si quiere convocar un referéndum, ¿a qué está esperando?», recalcó ayer el líder «tory». Salmond fue reelegido el año pasado con una victoria histórica, se hizo con 69 de los 129 escaños del Parlamento de Holyrood. Prometió una consulta popular sobre las relaciones con Westminster, aunque nunca llegó a poner una fecha concreta. Las encuestas no le dan muchas esperanzas de ganar y quiere dejar pasar el tiempo. Pero Cameron ha volcado el reloj de arena. El Gobierno británico se pronunciará formalmente sobre esta cuestión esta semana, aunque recalcó que el referéndum sólo será vinculante si se convoca en los próximos 18 meses.
El asunto es complejo. Escocia se unió oficialmente a Inglaterra en 1707. Recuperó su autogobierno en 1999, con competencias en salud, educación y prisiones, pero para temas constitucionales aún depende de Westminster. Por lo tanto, la decisión del Ejecutivo es decisiva. Y Cameron sabe que tiene la sartén por el mango porque para que la consulta sea válida ha puesto como condición que se plantee una única pregunta: «¿Quiere permanecer en Reino Unido?». El «premier» descarta así la posibilidad de mantener el vínculo con Westminster y conseguir una mayor autonomía, la opción preferida de Salmond.
La difícil situación ha puesto en jaque al Partido Nacional Escocés (SNP), que quiere convocar el referéndum en 2014, cuando se cumplan los 700 años de la llamada Batalla de Bannockburn. Los roces entre los nacionalistas escoceses y conservadores comenzaron en cuanto Cameron se trasladó a Downing Street. El Gobierno de coalición presentó un proyecto de ley con enmiendas a la Ley de Escocia de 1998, con el objetivo de transferir más poderes a Edimburgo. La Cámara de los Comunes le dio su aprobación el año pasado y está previsto que el 27 de este mes se presente en la Cámara de los Lores. Supondría la mayor transferencia de competencias fiscales del Gobierno central desde la creación de Reino Unido, pero Holyrood quiere bloquear el proyecto al no estar de acuerdo con el impuesto sobre la renta. La batalla no ha hecho más que comenzar.
Sin apoyo ciudadano
El experto en sondeos John Curtice aseguró ayer en la cadena pública BBC que el apoyo a la independencia en Escocia se sitúa entre el 32 y el 38%. Es difícil saber lo que ocurriría si el referéndum se llevara ahora a cabo. Bien es cierto que los recortes de la coalición podrían acrecentar los ánimos nacionalistas, pero también existe el miedo a echar por la borda la economía escocesa si se cortan todos los lazos con la City.
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