Interior
La Policía pilló al electricista in fraganti
El presunto ladrón llevaba encima las llaves de la caja fuerte de la Catedral y 2.000 euros cuando fue detenido
A Manuel Fernández, imputado por, entre otros asuntos, el robo del Códice Calixtino, le pilló la Policía in fraganti. Como todos los días, salía del templo cuando fue abordado por los agentes, que le vigilaban desde enero, tras descartar a una treinta de sospechosos. Llevaba encima las llaves de la caja fuerte de la Catedral y 2.000 euros que, según las sospechas de los investigadores, acababa de sustraer.
El electricista, fiel a su carácter callado, taciturno y desconfiado, no pudo ocultar su sorpresa al comprobar que su carrera delictiva, iniciada en 2004, acababa en aquel momento. Lo que no sabía es que los que le iban a conducir a las dependencias policiales, agentes de la Brigada del Patrimonio Histórico, llevaban miles de horas de trabajo para desentrañar un robo que, por el valor histórico del Códice, había causado una gran alarma. Una brillante operación que ha supuesto un gran tanto para el Cuerpo Nacional de Policía.
«Desde enero, sabíamos de todos sus movimientos, de que se había comprado dos pisos (y, al parecer, iba a adquirir en breve otros), todos ellos al contado, por lo que pillarle in fraganti no fue una sorpresa», aseguran personas conocedoras del asunto a LA RAZÓN.
Para justificar su estancia en el templo, más allá del que ocupa la celebración de una misa, dedicaba bastante tiempo a rezar todos los días ante la tumba de un canónigo allí enterrado. Las mismas personas subrayan que actuaba solo, y eso es lo que le ha permitido perpetrar los robos durante tanto tiempo. Las cantidades que se llevaba cada día, importantes en su conjunto, no condujeron a una investigación policial en profundidad, hasta que se llevó el Códice. Si actuó por venganza, al haber sido despedido de la Catedral en 2005, no debió calcular las repercusiones del hecho delictivo que acababa de cometer ya que, de hecho, siguió con sus rutina de sustracciones. Manuel Fernández confesó antes de pasar a disposición judicial que había guardado el Códice en el maletero de un Citröen Xantia de su propiedad una tarde entera. «Sí, fui yo quien robó el libro. Me lo llevé el 4 de julio del año pasado, sobre las 12 de la mañana», confesó a los investigadores.
Rajoy: «Se ha estado a la altura»
El Pazo de Xelmírez, que fue testigo de la primera sesión del Parlamento de Galicia en 1981 con Rajoy como miembro suyo, recibió de nuevo al ahora presidente del Gobierno para celebrar la entrega del Códice. Rajoy quiso destacar la labor policial que dio como resultado la recuperación del Códice: «Son tiempos en los que se discute la profesionalidad de los servidores públicos. Se ha estado a la altura de las circunstancias», dijo.
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