ANÁLISIS: Por qué tanto éxito por Diego Gándara

l ¿Cuáles son las claves del libro de Saint-Exupéry?
-Siempre se ha discutido si es para adultos o si se trata, en realidad, de uno para niños. Y la verdad es que es para todo el mundo, aunque su acercamiento (el acercamiento de los lectores a la esencia de la historia) se produce en la adolescencia, cuando se toma conciencia de que la inocencia se ha terminado y de que toca, ahora, sobrevivir en un mundo de adultos, donde crecen los temibles baobabs pero donde hay, también, personajes entrañables, que saben transmitirle al Principito aquella frase que es, básicamente, la clave del libro: «Lo esencial es invisible a los ojos».

l Han pasado casi setenta años y «El Principito» sigue vigente. Parece destinado a ser un clásico contemporáneo.
-Quizá ya lo sea. Tal vez haya contribuido el hecho de que fue publicado muy poco antes de que acabara la Segunda Guerra Mundial. El contexto, en ese sentido, contribuyó a que el libro se propagara rápidamente. Como también que su autor (en la imagen) no fuera estrictamente un escritor sino un aviador. Y no sólo eso. Que su muerte, rodeada de misterio y ocurrida al año siguiente de la publicación del libro, hizo el resto.

l¿Qué es lo más importante de «El Principito»: la historia o los valores que transmite?
-Las dos cosas. Para pensar una historia así, basada en la vida de un niño que es príncipe y que vive en un asteroide en el que hay tres volcanes y que se la pasa cuidando una rosa, hay que tener mucha imaginación y sensibilidad. Así, «El Principito» es una historia con una imaginación desbordante, pero se le ha dado más importancia, quizá, a lo que transmite, como el rechazo a la avaricia y a la estupidez humana, y la celebración de la amistad y del cuidado del otro como dos valores casi sagrados.