Zaragoza

25-S: El nada «pacífico» cerco al Congreso

Varios manifestantes lanzaron termos, pilas y latas a la Policía, que cargó hasta entrada la noche Consulte en el gráfico adjunto el recorrido de las manifestaciones

En la imagen, varios jóvenes golpean a un agente de la Policía Nacional
En la imagen, varios jóvenes golpean a un agente de la Policía Nacionallarazon

Madrid- Y de repente la calma tornó en tensión, cargas policiales y detenidos. Nunca antes hubo un dispositivo de seguridad como el que ayer amaneció en los alrededores del Congreso para impedir que los convocantes de este 25-S lograran su objetivo de asaltar la sede de la soberanía popular. El barrio de las Letras parecía hasta las cinco de la tarde una ciudad fantasma. No había gente, no había coches, no había... por no haber no había ni turistas a los pies de los leones para inmortalizar su paso por la Carrera de San Jerónimo. Imposible acceder a la zona sin acreditación de diputado, periodista o residente.

Ni los empleados de los establecimientos cercanos pudieron llegar a sus puestos de trabajo. Hubo quejas de los dueños de los restaurantes. Algunos echaron directamente el cierre y los que no lo hicieron se quejaron de la falta de clientes. Vallas y furgones en las calles de Zorrilla, Marqués de Cubas, Marqués de Riera y Cedaceros; antidisturbios, policías a caballo, perros adiestrados...Un férreo cinturón de seguridad controló todos los accesos para impedir que las dos marchas convocadas lograran su objetivo: el asalto a la Cámara, la dimisión del Gobierno y la apertura de un proceso constituyente.

A las cuatro de la tarde, en el hemiciclo empezaba el Pleno, pero entre los muros infranqueables del Palacio no se escuchaban los gritos que ya coreaban los primeros manifestantes que llegaron a la Plaza de Neptuno. Sus señorías discutían en el Palacio sobre la discriminación lingüística, sobre la racionalización de los cargos públicos y sobre el fradue fiscal... En el patio, el debate era si el fuerte despliegue policial era o no excesivo. Y a juzgar por cómo aumentó la tensión en la calle uno diría que de los 1.300 agentes reclutados para el operativo no sobraba ni uno. Y es que entre la muchedumbre había de todo: hombres, mujeres, jóvenes, no tan jóvenes, jubilados... pero también profesionales del alboroto con afán de violentar. Sobre las seis y media se produjeron los primeros incidentes cuando un grupo primero lanzó objetos –entre ellos, un termo, una pila y un bote de cerveza– contra los agentes y los periodistas. Acto seguido, intentaron saltar las vallas de seguridad que impedían el acceso a la Carrera de Jerónimo. Y alguno lo consiguió.

La Polícia se vió obligada a cargar contra los asaltantes en varias ocasiones. La última, de nuevo en la plaza de Neptuno contra un grupo de manifestantes que golpeaba con los palos de sus banderas a un cordón de antidisturbios. Hubo también destrozos en el mobiliario urbano. Al cierre de esta edición eran 36 los detenidos –tres de ellos cuando fueron sorprendidos en un autobús procedente de Zaragoza portando sustancias estupefacientes– y otras 64 resultaron heridas, entre ellas 27 agentes. Según datos de la Delegación del Gobierno a las ocho de la tarde, ya había 6.000 manifestantes. La Policía rebajaba esa cifra a 3.000. Y ante los sucesivos intentos por derribar las vallas de seguridad, varios furgones policiales partieron la concentración en dos y fueron desplazando a los manifestantes hasta Neptuno. Pero para esa hora las imágenes ya estaban abriendo los informativos de las televisiones de media Europa.

SAÉNZ DE SANTAMARÍA
«Escuchar a la calle, pero en paz»
Para la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, hay que escuchar a la calle cuando se expresa pacíficamente, pero cuando las protestas se hacen «violentamente y ante la sede de la voz de todos los españoles, estamos hablando de otra cosa». Según dijo, «hay que atender a lo que deciden las urnas, que es venir a votar a esta casa».
 

ALFREDO PÉREZ RUBALCABA
Crítico con los diputados de IU
Alfredo Pérez Rubalcaba se expresó en similares términos a los de la vicepresidenta, si bien admitió errores en una democracia que debe tomar nota de la voz de la calle y del divorcio que hoy hay entre ciudadanos y políticos. Además, criticó que «algunos quedaran como amigos» en referencia a los diputados de IU que salieron a «hacerse la foto».