Bruselas
Buscando fulanismos
¿Por qué los ecólogos apoyan con entusiasmo el desvío de la producción de alimentos hacia la energía obtenida de la biomasa mientras los nutricionistas denuncian hambrunas por la conversión del azúcar en nafta? ¿Por qué los antinucleares se niegan a escuchar a los conservacionistas estadounidenses que sostienen la necesidad de un cierto nivel de nuclearización pacífica? ¿Por qué no existen normas rígidas como las ferroviarias para el tráfico nacional e internacional de paquetes financieros? ¿Se trabaja desde casa o se acude a la oficina? ¿Terminamos la jornada a las cinco de la tarde como en Bruselas o a las ocho como en Madrid? Preguntas que no se plantean los partidos políticos y menos el PSOE, que sigue buscando un fulano desde que Felipe dejó de torturar a los bonsáis y pasó a la bisutería de los Picapiedras. Los españoles, de luto económico riguroso, no se merecen ese Comité Federal del sábado con una tímida palinodia de ZP y un Rubalcaba sacando mandíbula y poniéndole techo al PP. La derecha en el mundo ha dado próceres, pero se inclina por jefes circunspectos. La izquierda española necesita un Trotsky cada quince años y se pierde sin un líder carismático, que siempre resulta otro fulano profesor de cucañismo. En este bipartidismo imperfecto y con 13 partidos en la Cámara, todos necesitamos un PSOE fuerte, con más ideas que ideología y con mucho conocimiento de las cosas positivas que se pueden hacer, además de controlar el poder a toda costa. ¿Acaso no provoca horror intelectual que tras la defunción electoral todo sea fulanismo con Rubalcaba, Chacón y hasta con el ínclito Tomás Gómez? ¿Está prohibido que discutan sobre el precio de la luz o la conversión de los cereales en energía motriz?
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