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Rozando lo chabacano por Alfonso Merlos

La Razón
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Por favor, no confundamos la naturalidad o la espontaneidad con el exceso y la pura caspa. Es un hecho que el marketing posmoderno está en una carrera loca en la que es más visible quien más desbarra, quien más se pasa de revoluciones. Pero también lo es que cuando entran en esta casposa dinámica auténticas divas presuntamente consagradas, caso Rihanna, en cuestión de segundos o de fotogramas descienden a la categoría de «chonis». El destape por el destape, sin elegancia, desemboca directamente en lo cutre y lo vulgar: no hay calles intermedias. Lo más abracadabrante es que ya pasó a la historia eso de mirar a los barrios bajos de las grandes urbes para contemplar verdaderos festivales de lo chabacano. Ahí los tenemos, bajo los más espectaculares focos, en los escaparates más selectos, y protagonizados por unas estrellas que han perdido la vergüenza… y el estilo. ¿Alguien se lo habrá dicho?