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Violencia por definición

«Intensificaremos la batalla contra esa lacra del siglo XXI: la violencia contra las mujeres». El mensaje de la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, en su toma de posesión, fue inequívoco

El asesinato de una mujer en Almería ha desatado una guerra dialéctica
El asesinato de una mujer en Almería ha desatado una guerra dialécticalarazon

MADRID- Pese a ello, su condena del primer asesinato de una mujer ocurrido en la era Rajoy ha desatado una tormenta dialéctica y ha lanzado al PSOE y las organizaciones feministas afines contra la titular del Ministerio, antes siquiera de sus primeras decisiones políticas.

El pasado lunes, en Almería un hombre acabó con la vida de su pareja de un disparo. Poco después, el Departamento que dirige Mato emitió un comunicado de condena de este crimen «en el entorno familiar». Su antecesora no le perdona el hecho de que Sanidad no se refiriera a este crimen, que hace el número 59 este año, como violencia «de género». Para la ex ministra Leire Pajín, las palabras «no son neutras». Así lo aseguró ayer, y exigió a Mato que se refiera a estos crímenes siempre con este término. La ministra, por su parte, aclaró que la terminología es «lo menos importante» cuando se habla de una muerte. Sin embargo, aclaró que la ley integral seguirá siendo de «violencia de género». Pero la polémica ya estaba desatada. El PSOE andaluz acusó a Mato de «rebajar» una lacra al «ámbito de lo privado». A su vez, la consejera de Bienestar Social de la Junta, Micaela Navarro, exigió a la ministra que, «si da igual», utilice el término impuesto por el Gobierno anterior. La presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas, Yolanda Besteiro, por su parte, aseguró que con violencia de género ponemos el acento en la discriminación».

«El término adecuado»
El PP se defendió. La diputada Sandra Moneo, quien acusó a los socialistas de haber tenido «mucha preocupación por las palabras y poca por los hechos», como lo demuestra el hecho de que hayan sido «incapaces de gestionar» la ley, que se ha demostrado ineficaz en multitud de ocasiones: el récord de muertes de mujeres en un año (76) se dio en 2008, tres años después de la entrada en vigor de la norma.

Ayer también hubo quien felicitó a la ministra. El Instituto de Política Familiar (IPF) y el Foro de la Familia se mostraron ayer de acuerdo con el término «familiar» para denominar este tipo de violencia. Para el presidente del IPF, Eduardo Hertfelder, «es el término más adecuado». A su juicio, «la ideología de género ha sido impuesta por el Gobierno de Zapatero, pero la violencia es violencia y ninguna está justificada. Además, se debe incluir a los niños». Para el presidente del Foro, Benigno Blanco, «los crímenes con connotación de género son una parte, pero no todos, y hablar de violencia de género lleva a no analizar el origen». Feministas y familias mantienen, de este modo, posturas contrarias, pero coinciden en algo: ambos quieren ganar esta guerra de las palabras y ninguno reconoce que los términos son secundarios. «Los términos son muy importantes», señaló Besteiro. «Un error en la terminología puede llevar a errar el diagnóstico», apuntó Blanco.

 

Ana Mato
Sanidad empleó el término «violencia en el entorno familiar», pero la ministra aseguró ayer que «la terminología es lo menos importante».

Leire Pajín
La ex ministra sólo admite la expresión «violencia de género» porque, asegura, «es la que tiene el consenso de organismos internacionales».