Nadal sale vivo de una emboscada

Con más de un mes sin competir, en pista rápida bajo techo y ante Mardy Fish, un especialista en este tipo de superficie, a Nadal no le quedó más que sufrir y de qué manera (6-2, 3-6 y 7-6 [7/3]) para arrancar la Copa Masters con una victoria. Rafa tiene un plan para la primera fase. Sobrevivir. Se trata de adaptarse, de aclimatarse a una pista en la que no se siente precisamente cómodo y llegar vivo al fin de semana para disputar las semifinales. Y allí, a ver qué pasa.

Con más de dos horas y media de partido encima, Rafa se pegó un manotazo en la cabeza después de estampar una derecha contra la red. Era la primera vez que podía situarse con pelota de partido en el servicio de Fish. Era la prueba de que necesita horas de competición en la pista porque de 100 golpes como ese es muy raro que falle uno. Tuvo dos bolas de partido con el saque del estadounidense, pero, tal y como estaba el panorama, el desenlace no podía ser otro que un desempate. En el «tie-break», Rafa fue más paciente. Supo esperar los errores de su rival. Los hubo y muchos. Desde el primer punto hasta el último. Fish empezó estrellando un resto en la red y terminó fallando en una subida relativamente sencilla. La victoria no oculta que Rafa necesita crecer si quiere regresar a la final del torneo. Su saque estuvo lejos de ser fiable. Cedió once ocasiones de «break», aunque Fish solo aprovechó tres. Manejó en algunos tramos el partido desde el fondo, pero lo hizo sin la autoridad a la que acostumbra. Demasiadas lagunas para hacer algo grande.

Federer tuvo un estreno más plácido. En apenas 20 minutos, encarriló su estreno en el Torneo de Maestros. Como si fuera la continuación de la reciente final del Masters 1.000 de París-Berçy, Tsonga se vio desbordado y cedió la primera manga por 6-2. Un rato de despiste permitió rehacerse al francés, pero la insurrección no fue más allá. Federer emprendió el camino hacia su sexta corona de maestro con un triunfo (6-2, 2-6 y 6-4) en menos de hora y media.