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Los bosques una bomba de relojería insostenible

El coste de su cuidado recae sobre los propietarios privados, que apenas pueden mantenerlos

Los bosques una bomba de relojería insostenible
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SANTA CRISTINA D'ARO- En Cataluña, el peso de la responsabilidad y el coste del cuidado, gestión y mantenimiento de los bosques, algo tan esencial a la hora de prevenir los incendios, recae mayoritariamente en los propietarios privados de extensiones forestales, que acumulan el 80% de la superficie forestal catalana. El aumento del área forestal, que en la actualidad representa ya el 58,4 % del territorio catalán, debido a la tendencia a abandonar las explotaciones agrícolas, así como la falta de presupuesto de la Generalitat para poder cumplir con las subvenciones pactadas con los propitarios, han convertido a los bosques catalanes en una bien insostenible y de alta peligrosidad debido al riesgo de incendios.
Con este panorama, no es de extrañar que antes del inicio del periodo considerado como de riesgo del incendio forestal -del 15 de marzo al 15 de octubre– en Cataluña ya se hayan quemado 1.506 hectáresas de bosque. La falta de lluvias es un factor clave a la hora de valorar estas cifras, pero lo realmente preocupante es el estado de abandono de las áreas forestales, que si bien están más que protegidas por la normativa vigente, apenas están gestionadas ya que ello depende mayoritariamente de la iniciativa e inversión privada.
Los propietarios particulares deben actuar sobre su terreno forestal siguiendo un plan de gestión (PSGF o PTGMF) previamente aprobado por el Centro de la Propiedad Forestal (CPF) -adscrito al Departamento de Medio Ambiente de la Generalitata con competencias en la ordenación y la gestión de los terrenos forestales de titularidad privada- y para poder hacer frente al gasto de estas actuaciones, la Generalitat debe colaborar con subvenciones. El problema viene cuando la administración pública procede a otorgar esas ayudas, que a la hora de la verdad nunca se acerrcan a la cantidad que realmente correspondería, ya que el presupuesto del que dipone para acometer esta partida es del todo insuficiente. «La administración va otrogando ayudas según la prioridad de las acciones y en función del dinero del que dispone y no del dinero que está establecido que debe subvencionar», destaca un ingeniero agrónomo que asesora a varios propietarios del Baix Empordà, entre otros. Y cuando se acaba el dinero, se acaban las subvenciones, pero la administración sigue manteniendo el monopolio sobre la regulación y aprobación de los planes de gestión y actuación sobre los bosques privados.

Los propiterios, asfixiados
Todo el peso de la limpieza, cuidado y mantenimiento del bosque privado, que es el mayoritario en Cataluña, recae sobre particulares que en muy pocos casos pueden hacer frente a los costes de la gestión forestal. Y es que limpiar una hectárea de terreno forestal supone una inversión de unos 2.000 euros, y en muchos casos son fincas de centenares de hectáreas. Además, en un plazo de unos 5 o 6 años se puede considerar que ese terreno volverá a estar sucio de nuevo y requerirá volver a actuar.
La situación es aún más compleja. Y es que cuando el propietario, ante la falta de dinero por parte de la Generalitat para otorgar subvenciones, decide acometer las acciones de limpieza y cuidado del bosque antes de haberle sido concedida esa ayuda, está renunciando de forma automática a esa subvención. Esta es por ejemplo la experiencia de un propietario particular de una finca forestal de más de 400 hectáreas en el Baix Empordà, que desde el año 2007 ha invertido cerca de 50.000 €euros en la gestión de una pequeña parte de su propiedad, que pese a ser privada es de acceso y disfrute público, para ver cómo la semana pasada ardían más de 50 hectáreas en un incendio forestal, que se extendió con extrema rapidez por más de 400 hectáreas debidoal fuerte viente de tramuntana pero también a la extrema sucidedad del bosque.