El Papa y el fisco

La izquierda ataca la visita a España de S.S. Benedicto XVI con un argumento fiscal. Su lema es: «No con mis impuestos». Ayer mismo, el diario «Público» titulaba en portada: «La financiación pública motiva la mayor queja». Sobre el peso de los quejosos el propio diario lo aclaraba, porque en la portada decía: «El Papa llega a la España menos católica de toda su historia», pero en páginas interiores el lector podía enterarse de que en este país tan alejado de la Iglesia nos consideramos católicos ¡el 73 % de los españoles! Es bien sabido que la Iglesia brinda servicios sociales de modo más eficiente y solidario que las autoridades; igual que puede estimarse que la visita del Papa es económicamente rentable para los sitios que lo acogen. Pero dejando todo esto de lado, oponerse a la financiación pública de la Iglesia es un argumento respetable, que yo comparto, aunque incómodo para la corrección política intervencionista, porque si vamos a respetar la libertad y la propiedad de los ciudadanos, los mismos argumentos que valen para negarle el dinero de los contribuyentes al Papa también valen para negárselos a todos los supuestos progresistas que quieren a su vez negárselos. Y con más razón, porque el pueblo aprecia más a la Iglesia que a los partidos políticos, los sindicatos o el lobby gay. O protegemos al pueblo trabajador frente al fisco o sólo escogemos por turnos con qué motivos cabe usurparle los bienes.