Cosmopolita y marinera

La silueta de Las Palmas de Gran Canarias se asemeja a una sirena tumbada sobre el Océano, un animal marino que se extiende a lo largo de unos 13 kilómetros. Un paseo por el centro, en los barrios de Triana y Vegueta, nos invita a caminar por una historia de más de cinco siglos, una ciudad colonial con balconadas de madera y calles empedradas, con visitas obligadas a las Casas Consistoriales, al Museo de Colón y la Casa Museo Pérez Galdós, al Centro Atlántico de Arte Moderno o a su catedral. Una de las postales de la ciudad la ofrecen los riscos que rodean el barrio histórico, con sus casas de colores construidas en las faldas de estas singulares montañas.
La naturaleza es otra de las grandes fortalezas de la ciudad, con su clima y sus cinco playas, entre las que destaca Las Canteras. Sus más de tres kilómetros de arena fina hacen de ella una de las playas urbanas más hermosas de Europa, con un ecosistema único. Las Palmas es base y escala de cruceros. Aquí el viajero encuentra un lugar ideal para un día en tierra firme: puede bañarse en el mar, pero también realizar todo tipo de compras; con una rica gastronomía que le permite saborear las excelencias de la cocina canaria y los sabores del mundo.
Su ubicación geográfica le aporta un clima excepcional a lo largo de todo el año, pues los vientos alisios suavizan las temperaturas. Un estudio de la Universidad de Syracusa (EE UU) lo considera uno de los mejores climas del mundo y ello atrae cada año a miles de personas para organizar eventos avalados por infraestructuras como el Palacio de Congresos de Gran Canaria o las salas del Auditorio Alfredo Kraus.

Cultura todo el año
La cultura y el ocio llenan el carácter de Las Palmas de Gran Canaria, gracias a una agenda de eventos que ocupa los doce meses del año, con festivales de música clásica, cine, ópera, jazz, teatro, danza, zarzuela… Las Palmas se reinventa a diario, con un temperamento marinero y cosmopolita, cálido y divertido, invadida por la luz y el carácter cercano de su gente. No hay una sola razón para visitarla. Depende de la mirada con la que se acerque a ella.