Los órganos «intocables» dedican más del 90% a nóminas y gasto corriente

SEVILLa- Los dos principales partidos andaluces se intercambian recetas de ahorro. La Junta no esconde la insuficiencia financiera por la que atraviesa. El plan de Reequilibrio Económico 2012-2014 aprobado en el Consejo de Política Fiscal y Financiera incluye un ajuste de 3.700 millones de euros. La mayor parte por la vía del recorte de gasto (2.700 millones), derivado de la bajada de sueldo de los funcionarios (747 millones), ahora revisada tras el decreto del Gobierno central que elimina la paga extra de Navidad a los empleados públicos. Con este plan, uno de los más duros de la etapa autonómica, la Junta ha dejado marcada su hoja de ruta: subida de impuestos (entre ellos el IRPF para los que ganan más de 60.000 euros) y rebaja de salarios.
El recién elegido presidente del PP-A, Juan Ignacio Zoido, pone el acento en la austeridad. A la reunión que mantuvo el lunes con el presidente andaluz en San Telmo acudió con un plan de recorte del gasto corriente de 500 millones de euros. Abogan los populares por eliminar gasto operativo como los 20.000 euros diarios en abogados y asesoramiento jurídico o los 356.000 de la factura mensual de los 38.000 teléfonos móviles de los que dispone la Administración andaluza.

Hay algunas coincidencias pero no sintonía absoluta en las recetas. En una cosa sí están de acuerdo las dos principales formaciones. La no eliminación de los órganos consagrados en el Estatuto de Autonomía de 2007. Entre ellos, la Radio Televisión de Andalucía, que cuenta este año con unas transferencias públicas de 123 millones de euros, y otros entes como la Oficina del Defensor del Pueblo Andaluz, la Cámara de Cuentas, el Consejo Consultivo, el Consejo Audiovisual y el Consejo Económico y Social.

Estos últimos cinco organismos suponen a la Administración un gasto de 26,8 millones de euros, según la Ley de Presupuestos de 2012. Casi el cien por cien del desembolso lo aglutinan nóminas, gasto corriente y transferencias. Los dos principales conceptos suman más del 90 por ciento del gasto; mientras que las inversiones, por la naturaleza de estos organismos, son marginales.

La institución que más dedica al pago de nóminas y gasto corriente es la Oficina del Defensor del Pueblo. El 78,4 por ciento del volumen total (5.181.255 euros) se dedica al pago de nóminas (4.310.235), que sumados al gasto corriente en bienes y servicios (780.930 euros) suma un 97,1 por ciento.

Ni en el Presupuesto de 2012 ni en la web de la Defensoría aparece el número de trabajadores con los que cuenta. Es el Defensor del Pueblo el órgano de extracción parlamentaria más opaco. Tampoco está obligado el titular de la Institución a declarar sus bienes. No obstante, el PP-A ha denunciado que existen 70 cargos de libre designación, es decir, a «dedo». El Defensor tiene cuatro adjuntos. Uno por cada partido: PP, PSOE, IU y PA.

Entre nóminas y gasto corriente, el Consejo Económico y Social dedicado teóricamente a «impulsar el diálogo entre el Gobierno andaluz y las organizaciones de empresarios y sindicatos» emplea el 95,8 por ciento; el Consejo Audiovisual un 82,2 por ciento; la Cámara de Cuentas un 96,8; y el Consultivo un 95 por ciento.

La idoneidad de estos organismos está en entredicho por la duplicidad con órganos que desempeñan la misma función a nivel estatal. Hay comunidades como Castilla-La Mancha que, de hecho, ya han suprimido el Defensor del Pueblo.

El PP en Andalucía no está de acuerdo. De hecho, Zoido aseguró, en una reciente entrevista publicada en LA RAZÓN, en relación a la utilidad del Consejo Audiovisual, que «es una institución que está en el Estatuto y se puede prescindir de otros gastos antes que de órganos que sí aparecen (...) Lo digo para no ir desmontando lo que se acaba de montar. Hay que trasladar serenidad». En todos estos órganos hay puestos a propuesta de los partidos con rango de alto cargo. En el Defensor hay cuatro adjuntos, en el Audiovisual once consejeros incluyendo al presidente o en el Consultivo una veintena de miembros. A esta isla no ha llegado la tijera. Son –algunos– de los órganos «intocables».